NUEVA YORK.- Donald Trump amenaza desde que llegó a la Casa Blanca con vetar cualquier partida presupuestaria que no incluya fondos para el muro en la frontera con México.
Sin la firma del presidente en la factura de gasto, las actividades del
Gobierno federal tienen que parar. Es una medida extrema de negociación
a la que se recurrió en una veintena de ocasiones desde 1976. Esta es
la tercera vez que ocurre en 2018, aunque en las dos anteriores no se
llegó a los tres días de cierre, recuerda El País de Madrid.
En esta ocasión el cierre es parcial, porque tres
cuartas partes del presupuesto para 2019 –el ejercicio fiscal arranca en
octubre- están autorizadas. La disrupción afectará a nueve
departamentos (Estado, Agricultura, Comercio, Seguridad Nacional,
Vivienda y Desarrollo Urbano, Interior, Justicia, Transporte y Tesoro) y
las agencias bajo su paraguas. En total, unos 800.000 empleados
públicos.
Entre ellos se encuentran 54.000 agentes y oficiales
encargados de la protección de las fronteras de EE UU. Pero no les
afecta a todos por igual. Hay 420.000 funcionarios “esenciales” que
tendrán que trabajar sin cobrar, aunque el dinero les llegará después,
cuando se pacte la partida presupuestaria pendiente. Los 380.000
restantes tendrán que quedarse temporalmente en sus casas sin paga.
¿Quién trabaja?
Los funcionarios que deberán seguir trabajando sin
cobrar están relacionados con la seguridad, como los agentes del FBI o
aduanas, funcionarios de prisiones, de la policía antidroga, guardia
costera o el personal que hace los controles en los aeropuertos. El
Pentágono y los departamentos de Veteranos y de Salud funcionarán con
normalidad porque disponen de presupuestos cerrados.
En la práctica, los jubilados recibirán sus pagas y
los soldados seguirán activos. También deberán funcionar con normalidad
el servicio postal, los controladores aéreos y otros programas
esenciales, como los programas de asistencia sanitaria pública Medicaid y
el Medicare. La falta de fondos se notará sobre todo en la agencia
espacial o en los parques nacionales, aunque muchos están cerrados
durante el invierno.
Impacto
Kevin Hassett, presidente del Consejo de Asesores
Económicos de la Casa Blanca, asegura que el cierre en las actividades
gubernamentales no suele tener un impacto en la actividad económica. El
mercado laboral cuenta con 162,8 millones de ocupados. Pero si se
prolonga demasiado, como amenaza Trump, entonces sí admite que podría
tener un reflejo en los próximos datos de desempleo.
La actual situación no supone tantos riesgos como
rebasas el límite de endeudamiento. En ese escenario, el Tesoro no
tendría margen para cumplir con sus acreedores. Standard & Poor´s
indica que el cierre parcial no afecta a la calidad del crédito de EE
UU. Se comerá, calcula, el equivalente a 1.200 millones de dólares del
PIB a la semana. Incluso si el cierre fuera completo, el bocado
económico sería de 6.500 millones (0,2% del PIB).
Incertidumbre
Wall Street no pierde en todo caso de vista el caos
en Washington. Preocupa más la fecha límite para lograr algún tipo de
avance en la negociación comercial con China, en marzo. Pero la
incertidumbre política es un lastre añadido a un mes de diciembre que ha
estado dominado por la volatilidad. El cierre, además, coincide con el
sábado previo a la Navidad, uno de los días más activos para el
comercio.
Trump puede, por tanto, jugar esta baza con los 5.000 millones que
pide para el muro. Pero como señalan los analistas de la agencia de
calificación, no puede permitirse muchos lujos, porque los estímulos
fiscales empiezan a desvanecerse y la economía se desacelera. La
repercusión política, además, puede reverberar durante mucho tiempo.
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