BRASILIA.- El legislador de extrema derecha Jair Bolsonaro ganó el domingo las
elecciones presidenciales de Brasil, prometiendo limpiar la política,
reducir el Estado y reprimir el delito en un dramático giro desde la
izquierda en la cuarta democracia más grande del mundo.
El capitán retirado del Ejército ha alarmado a muchos con sus
promesas de barrer a los opositores políticos del mapa y comentarios
denigrantes sobre las mujeres, los gay y las minorías raciales.
Bolsonaro
será el primer presidente con experiencia en las Fuerzas Armadas desde
el final de la dictadura militar de 1964-1985 de Brasil, que ha elogiado
públicamente. Ha designado a generales jubilados para que ocupen
puestos clave en su administración.
En sus primeros comentarios
públicos después de su aplastante victoria, se comprometió a respetar
los principios democráticos, pero dijo que quiere cambiar la dirección
del país.
“No podemos continuar coqueteando con el socialismo, el
comunismo, el populismo y el extremismo de izquierda (...) Vamos a
cambiar el destino de Brasil”, dijo Bolsonaro en un discurso de
aceptación, prometiendo eliminar la corrupción y frenar un repunte de
los delitos violentos.
Bolsonaro, un admirador abierto del
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también prometió realinear a
Brasil con las economías más avanzadas en lugar de aliados regionales,
revisando las prioridades diplomáticas tras casi una década y media de
gobierno de izquierda.
Trump llamó a Bolsonaro para desearle
buena suerte poco después de su victoria electoral, lo que permitió
estrechar los lazos políticos entre las dos naciones más grandes del
continente americano, ambas lideradas ahora por populistas
conservadores.
Bolsonaro
recibió el 55,2 por ciento de los votos en la segunda vuelta frente al
44,8 por ciento de su rival de izquierda, Fernando Haddad, según el
Tribunal Superior Electoral (TSE).
El ascenso del congresista de
63 años fue impulsado por el rechazo al izquierdista Partido de los
Trabajadores (PT), que dirigió a Brasil durante 13 de los últimos 15
años y fue desbancado hace dos años en medio de la peor recesión y el
mayor escándalo de sobornos y corrupción en la historia del país.
Miles
de partidarios de Bolsonaro aplaudieron y lanzaron fuegos artificiales
fuera de su casa en el lujoso barrio de Barra de Tijuca, frente a la
playa de Río de Janeiro, cuando se anunció su triunfo. En Sao Paulo, la
victoria de Bolsonaro fue recibida con fuegos artificiales y el sonido
de las bocinas de los autos.
Los inversores también han aclamado
el ascenso de Bolsonaro, aliviados de poder mantener al PT fuera del
poder y con la esperanza de llevar a cabo las reformas fiscales
propuestas por su ortodoxo gurú económico.
Los fondos negociados
en la bolsa de valores de Brasil (ETF) subían más del 12 por ciento
cuando los mercados japoneses abrieron tras la victoria de Bolsonaro.
El
que es considerado su futuro ministro de Hacienda, el economista Paulo
Guedes, dijo que intentarán eliminar el déficit presupuestario en un
año, que buscan simplificar y reducir los impuestos, que tendrán como
prioridad una reforma al sistema de pensiones y que habrá una revisión
de las regulaciones para la inversión en infraestructura.
“No
idolatro a Bolsonaro y no sé si gobernará bien, pero tenemos esperanzas.
La gente quiere que el PT salga, no pueden soportar más corrupción”,
dijo Tatiana Cunha, de 39 años, analista de sistemas, en medio de las
celebraciones en Río.
A
muchos brasileños les preocupa que Bolsonaro, un admirador de la
dictadura militar de 1964-1985 y defensor de su uso de la tortura contra
opositores de izquierda, pisotee los derechos humanos, limite las
libertades civiles y restrinja la libertad de expresión.
Human
Rights Watch pidió a los jueces, fiscales, medios de comunicación y a la
sociedad civil del país que se opongan a cualquier intento por parte de
Bolsonaro de “erosionar los derechos e instituciones democráticos que
Brasil ha construido minuciosamente en las últimas tres décadas”.
En su discurso de aceptación, Bolsonaro prometió gobernar de acuerdo con la Biblia y la Constitución del país.
La
transmisión en vivo de las palabras de Bolsonaro fue precedida por una
oración dirigida por el legislador, pastor y cantante de gospel Magno
Malta, subrayando los lazos de Bolsonaro con las iglesias evangélicas
que lo respaldaron por compartir su agenda social conservadora.
Bolsonaro
se ha comprometido a acabar con el crimen en las ciudades y el cinturón
agrícola de Brasil al otorgarle a la policía más autonomía para
disparar a los presuntos delincuentes. También quiere permitir que más
brasileños compren armas para combatir el delito.
Él mismo fue
apuñalado en un mitin el mes pasado y tendrá que someterse a una cirugía
a mediados de diciembre para retirar una bolsa de colostomía, dijo a
los periodistas el jefe de su Partido Social Liberal (PSL), Gustavo
Bebianno.
Desde Argentina, un socio comercial de Brasil, el
presidente Mauricio Macri también congratuló al triunfador. “Deseo que
trabajemos pronto juntos por la relación entre nuestros países y el
bienestar de argentinos y brasileros”, escribió en Twitter.
Sebastián
Piñera, presidente de Chile, invitó a Bolsonaro a visitar su país y a
trabajar por la integración de las dos naciones.
Incluso
desde Caracas, el mandatario izquierdista Nicolás Maduro felicitó a
Bolsonaro, quien había considerado a Venezuela un país “en decadencia
total”.
“El Gobierno Bolivariano aprovecha la ocasión para
exhortar al nuevo presidente electo del Brasil a retomar, como países
vecinos, el camino de las relaciones diplomáticas de respeto, armonía,
progreso e integración regional, por el bienestar de nuestros pueblos”,
dijo el Gobierno venezolano en un comunicado.