WASHINGTON.- Estados Unidos entró este
martes en el segundo mes de parálisis presupuestaria por falta de
acuerdo entre el Congreso y la Casa Blanca, que exige construir un muro
en la frontera con México, con magras expectativas de salir de la crisis
que lastra la primera economía mundial.
Desde el 22 de diciembre,
una parte del gobierno federal está en parálisis por el pulso entre la
oposición demócrata en el Congreso y el presidente Donald Trump, que se
niega a firmar cualquier ley presupuestaria que no incluya una partida
de 5.700 millones de dólares para erigir un muro fronterizo.
Este martes Trump prometió que "no cederá".
El muro
es una de las promesas centrales de su campaña pero los demócratas se
oponen por considerar que esta construcción es "inmoral", costosa e
ineficaz.
El sábado Trump ofreció a los demócratas dar un
estatuto de protección a cerca de un millón de migrantes amenazados por
la deportación: los "dreamers", jóvenes que entraron a Estados Unidos de
forma ilegal cuando eran niños acompañando a sus padres, y a los
beneficiarios de programas de protección temporal (TPS).
Trump había suspendido ambos programas tras su llegada al poder.
Este martes, los líderes
del Senado acordaron que el jueves votarán sobre dos propuestas opuestas
para poner fin al cierre del gobierno, pero hay pocas posibilidades de
que cualquiera de ellas logre la aprobación necesaria.
La primera
financiaría a todas las agencias del gobierno cerradas hasta
septiembre, e incluye la demanda de Trump de fondos para el muro y su
política de inmigración.
La segunda es sobre una medida provisional que financiaría
al gobierno hasta el 8 de febrero, dejando lugar para seguir el debate
sobre la seguridad fronteriza y la inmigración, al tiempo que permitiría
el próximo discurso de Trump sobre el Estado de la Unión.
Cada
propuesta requeriría 60 votos para avanzar en el cuerpo de 100 miembros,
un umbral alto dado el nivel actual de rencor partidista sobre quién es
el culpable del 'shutdown'.
"Sin un muro nuestro país nunca puede
tener ni frontera ni seguridad nacional", tuiteó Trump más temprano,
acusando a los demócratas de estar en "juegos políticos".
La
líder de la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy
Pelosi, respondió acusando al presidente y a los republicanos que
controlan el Senado de tener a los estadounidenses como "rehenes".
El
líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo
este martes que la posibilidad de terminar con la parálisis está "justo
delante de nosotros".
Pero el proyecto no parece tener un camino
allanado, y el líder de la bancada demócrata, Chuck Schumer, dijo que la
oferta de los republicanos no va a "ninguna parte por lo pronto".
"El presidente Trump y el líder McConnell necesitan recobrar el sentido común", agregó.
La
parálisis presupuestaria afecta directamente a 0,5% de los trabajadores
estadounidenses, pero a medida que avanza el tiempo sin soluciones a la
vista, ésta también ha afectado la confianza de la mitad de los
consumidores, según una encuesta realizada por la Universidad de
Michigan.
También afecta al crecimiento de la economía, en un contexto de desaceleración mundial, afirman los expertos.
Cerca
de 800.000 funcionarios están en permiso sin goce de sueldo o están
obligados a trabajar sin paga. En áreas sensibles como el Departamento
de Seguridad Interna, el de Transporte o el Departamento de Estado, el
personal fue recortado al mínimo.
En los parques nacionales ya no
hay seguridad y muchos museos están cerrados y el tráfico en los
aeropuertos también ha sido afectado.
El FBI se quejó este lunes de que esta parálisis le impide a la agencia pagar sus informantes y ejecutar operaciones.
Los guardacostas "navegan
por el mundo para proteger los intereses nacionales estadounidenses
mientras sus seres queridos deben enfrentar dificultades financieras y
la falta de un salario en la casa", dijo el lunes el almirante Karl
Schultz, jefe de ese cuerpo militar.
Habitualmente los
funcionarios afectados son pagados con efecto retroactivo una vez que se
termina la parálisis presupuestaria, pero cerca de un millón de
trabajadores de servicios externalizados se quedarán sin cobrar.
"Pronto perderé mi coche porque ya estoy muy atrasada en
los pagos, mi seguro de salud, mi servicios de asistencia en ruta",
contó Yvette Hicks, una madre soltera con dos hijos que trabaja
para la institución cultural Smithsonian de Washington.
Varias
iniciativas de solidaridad se han puesto en marcha para ayudar a los
afectados, desde comedores populares, noches de hotel gratuitas, hasta
clases de yoga gratis para que los funcionarios enfrenten con calma su
situación financiera.
Este "shutdown" es el más largo de la
historia estadounidense y sus consecuencias también lastran el capital
político de Trump. Según una encuesta, la mayoría de los estadounidenses
culpa de la crisis a los republicanos y a la Casa Blanca.
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