MÉXICO.- El presidente de México,
Andrés Manuel López Obrador, pidió este miércoles no entrar en pánico
ante el desabastecimiento de carburante en el país provocado por su
estrategia para combatir el robo de combustibles.
"Vamos a
resistir todas las presiones que sean y le pido a la gente que nos
ayude. ¿Cómo nos pueden apoyar? Actuando con prudencia, con serenidad,
sin caer en pánico, sin hacer caso a información alarmista,
tendenciosa", dijo López Obrador en su habitual conferencia de prensa
matutina.
El izquierdista agregó que "hay gasolina suficiente en el
país", pero que no se pueden utilizar los conductos para transportarla
porque se crearon redes alternativas a ellos para robar el combustible,
una práctica conocida en México como "huachicoleo".
Por ello, la gasolina está siendo transportada en camiones cisterna, lo que genera retrasos en su distribución.
"Estamos en proceso de normalizar el abasto", dijo López Obrador.
La
estrategia del nuevo gobierno ha generado largas filas de
automovilistas que esperaban para cargar gasolina, particularmente en el
centro del país.
En Guanajuato, uno de los estados más afectados,
muchas personas esperaron durante horas para poder cargar combustible.
Otros prefirieron dormir en sus autos.
"No trabajé, soy
comerciante, yo salgo afuera, o sea que me afecta mucho. Esto que está
haciendo (el presidente) no está bien porque nos afecta a todos, él
quiere agarrar a los que están robando y los jodidos somos nosotros",
dijo Alfonso Mendoza, quien permaneció más de cuatro horas en fila.
Desde
el martes se registraron también largas filas de automovilistas en
estaciones de servicio de Ciudad de México, aunque la petrolera estatal
Pemex asegura que la capital sigue siendo abastecida de manera regular.
Algunas
gasolineras cerraron operaciones y otras restringieron la cantidad de
combustible que podían vender. De un total de 400 estaciones, 103
amanecieron este miércoles sin servicio, aunque la cifra ha ido
disminuyendo, aseguró en Twitter la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
"NO
HAY GASOLINA" rezaban carteles improvisados en pedazos de cartón
colocadas en desérticas gasolineras del céntrico barrio de la Condesa.
Y
donde todavía hay combustible, las largas filas provocaron la
movilización de la policía para destrabar el tráfico de arterias
principales.
"No he podido ir a trabajar porque tengo que echarle
gasolina al carro. Es frustrante", comentó Rodrigo Aranda, un
joven abogado que llevaba horas esperando para cargar gasolina en una
estación de la francesa Total.
Otros conductores concedían el beneficio de la duda a la estrategia de López Obrador.
"Para
mí hay pros y contras porque seguramente el robo de la gasolina era un
desastre", reflexionó Franco Belloni, un ingeniero mecánico italiano y
jubilado de 77 años.
Para el
analista de energía Ramsés Pech hubo una mala planeación en la logística
de la distribución de combustible a las estaciones de servicio.
"Lo
que sucedió es que cerraron el ducto, y la gente que compraba el
huachicol -combustible robado- tuvo que regresar a las estaciones de
servicio y no tenían el volumen para atender esa demanda", dijo Pech.
El experto agregó que no hay suficientes camiones
cisternas para distribuir parte de los 1,2 millones de barriles de
gasolina y diésel que se consumen a diario en el país.
Por su
parte, los analistas del banco privado Citibanamex advirtieron que, en
caso de que se prolonguen los problemas de distribución, puede haber un
impacto en la segunda economía latinoamericana.
"La extensión en
la dificultad del abasto regular en la zona puede llegar a impactar la
actividad económica industrial y de servicios, así como los niveles de
precios de bienes agrícolas, entre otros", señalaron en un reporte a sus
clientes.
A finales de
diciembre, López Obrador anunció un plan para detener el robo de
combustible, que en 2017 ocasionó pérdidas por 60.000 millones de pesos
(unos 3.000 millones de dólares).
El plan del gobierno implica la
vigilancia por parte de las fuerzas armadas de 50 puntos estratégicos de
Pemex y catalogar el robo de combustible como un delito grave sin
derecho a fianza.
El gobierno pidió también a las gasolineras no vender combustible robado y a los clientes no comprarlo.
El
robo de combustible a Pemex, que involucra a cárteles de la droga, ha
crecido durante los últimos años. En 2017 se detectaron 10.363 tomas
clandestinas en los conductos de la petrolera, y en 2018 se tenía
reporte de 12.581 hasta octubre.
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