LONDRES.- Theresa
May está contemplando abiertamente un "Plan B" para el brexit, en medio
de crecientes signos de que el Parlamento británico rechazará el
acuerdo alcanzado con la Unión Europea e intentará hacerse cargo de lo
que suceda a continuación.
El
miércoles, la primera ministra sufrió su segunda derrota en dos días en
la Cámara de los Comunes y perdió el control del calendario para
establecer los próximos pasos si, como se espera, el Parlamento vota en
contra de su acuerdo para el brexit el 15 de enero.
A
raíz de la derrota del miércoles, la oficina de May debatió
públicamente por primera vez lo que haría si pierde esa votación de
importancia crítica el próximo martes. "Nuestra intención siempre ha
sido responder rápidamente y brindar seguridad en el camino a seguir en
caso de que perdamos", dijo su portavoz, James Slack, a periodistas en
Londres. "Eso es lo que haremos".
El
comentario de Slack es un avance significativo y una clara señal de que
el equipo de May sabe que está perdiendo terreno en su batalla con el
Parlamento sobre quién controlará el brexit. Se da después de una
derrota el martes, cuando los Comunes votaron para socavar los
preparativos para una salida sin acuerdo del bloque.
Todo
apunta a un escenario en el que la primera ministra, que encabeza un
gobierno minoritario débil, no pueda dictar lo que sucederá a
continuación, mientras que un Parlamento envalentonado afirma cada vez
más su voluntad.
A
menos de 80 días para que el Reino Unido salga de la UE, se está
acabando el tiempo para asegurar un pacto y evitar lo que las empresas y
los políticos a favor de Europa temen sea una costosa salida sin
acuerdo.
Si
el Reino Unido sale del bloque el 29 de marzo sin una nueva asociación
comercial vigente, el análisis oficial sugiere que el impacto podría
desencadenar una recesión; la libra caería hasta un 25 por ciento y los
precios de la vivienda hasta un 30 por ciento.
Oficialmente,
May no ha perdido la esperanza de obtener el respaldo de los Comunes
para el acuerdo de divorcio que negoció durante 18 meses de
conversaciones con la UE. No obstante, se vio obligada a cancelar un
plan para someter el acuerdo a votación en diciembre porque estaba
segura de que sería derrotada. Desde entonces, poco parece haber
cambiado.
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