A sólo 10 semanas para que Reino Unido salga de la Unión Europea
sigue sin estar claro cómo e incluso si tendrá lugar el acuerdo de
divorcio.
La demoledora derrota parlamentaria al plan de la
primera ministra Theresa May significa que ahora debe trabajar con otros
partidos en una nueva versión si quiere evitar un Brexit sin acuerdo o
la otra opción, un nuevo referéndum sobre la permanencia en la UE.
A
medida que el reloj avanza hacia las 23:00 GMT del 29 de marzo, la hora y
la fecha establecidas por ley, May tiene tres opciones: un acuerdo de
compromiso, un Brexit sin acuerdo o detener el Brexit por completo.
UN FALSO BREXIT
Tras
su derrota, May se comprometió a hablar con parlamentarios de alto
rango para llegar a un consenso, y los mercados financieros apuestan a
que los diputados improvisarán un acuerdo de última hora.
El
portavoz del jefe de política financiera del Partido Laborista, John
McDonnell, dijo que el Partido Laborista apoyaría a May si aceptaba
quedarse en una unión aduanera permanente con la UE, una relación
cercana con su mercado único y más garantías de protección para sus
trabajadores y consumidores.
Con el Partido Conservador de May
totalmente dividido, el partido de la oposición cuenta con una gran
influencia en el resultado final del Brexit. Será difícil que cualquier
plan para el Brexit llegue a la Cámara de los Comunes sin el apoyo de
alguno de los 256 diputados laboristas.
Pero
si May se acerca a la postura del Partido Laborista, se arriesga a
perder el apoyo de decenas de diputados conservadores partidarios del
Brexit, así como el pequeño partido de Irlanda del Norte, que respalda
su gobierno minoritario.
Si May no es capaz de forjar un acuerdo
con concesiones, tendrá que elegir entre convocar elecciones, retrasar
el Brexit o salir de la UE sin un acuerdo.
Muchos conservadores
se opondrían a celebrar comicios en un momento tan crucial,
especialmente después de que May perdiera la mayoría absoluta en las
elecciones de 2017. La propia May dijo el miércoles que celebrar nuevos
comicios sería “lo peor que podríamos hacer”.
El negociador
principal de la UE, Michel Barnier, afirmó que una manera de salir
adelante sería que Reino Unido acepte posicionarse más cerca de las
regulaciones de la UE.
Altos cargos de la UE dijeron que Londres
podría, por ejemplo, renunciar a su plan de dejar la unión aduanera y
el mercado único de la UE, pero es poco probable que esta opción cuente
con el respaldo de muchos conservadores en Reino Unido.
UN BREXIT SIN ACUERDO
Pese
a la firme oposición entre la mayoría de los diputados británicos y un
gran número de empresarios a salir de la UE sin acuerdo, esta sigue
siendo la opción por defecto a menos que el parlamento alcance un
acuerdo para el Brexit.
“No basta con que guste el acuerdo de
May. Para evitar un Brexit sin acuerdo tiene que haber algo con que
reemplazarlo. De lo contrario, nos iremos sin acuerdo”, dijo un diputado
británico.
Un
Brexit sin acuerdo significa que no habría transición, así que la
salida sería brusca: una pesadilla para las compañías internacionales;
un sueño hecho realidad para los partidarios de un Brexit duro que
quieren una ruptura total.
Reino Unido es miembro de la
Organización Mundial del Comercio (OMC), así que los aranceles y otros
términos de su situación comercial con la UE deberían fijarse según la
normativa de la OMC.
Los líderes empresariales están activando
planes de contingencia para lidiar con los controles adiciones en la
frontera entre Reino Unido y la UE después del Brexit. Temen que esos
controles bloqueen los puertos, obstruyan las arterias comerciale y
alteren las cadenas de suministro en Europa y otros lugares.
Los
partidarios del Brexit dicen que habría interferencias a corto plazo,
pero a largo plazo Reino Unido progresaría si se libera de lo que
consideran un experimento europeo fallido en una zona dominada por
Alemania que está rezagándose respecto a China y Estados Unidos.
DETENER EL BREXIT
Desde
la votación de 2016, los detractores del Brexit han buscado celebrar
otro referéndum que, según esperan, revierta el resultado del primero,
pero May ha repetido en varias ocasiones que esta opción está
descartada, alegando que socavaría la fe en la democracia entre los 17,4
millones de personas que votaron por salir de la UE en 2016.
Sólo
podría convocarse un segundo referéndum si este fuera aprobado por el
parlamento, y actualmente no hay una mayoría a favor de esta opción.
El
Partido Laborista quiere presionar para convocar elecciones y
únicamente considerará la opción de un nuevo referéndum si su propuesta
es rechazada. El líder laborista Jeremy Corbyn es un veterano
euroescéptico que también se ha mostrado en contra de un segundo
referéndum en el pasado.
Sin embargo, un destacado diputado
conservador europeísta, Dominic Grieve, presentó el miércoles una ley
que establece disposiciones para un segundo referéndum del Brexit.
Si
el parlamento aceptara un segundo referéndum, Reino Unido tendría que
solicitar una extensión de su plazo para salir de la UE que le de el
tiempo suficiente para una campaña, probablemente retirando la
notificación formal de salida del artículo 50.
La Comisión Electoral tendría que acordar qué pregunta o preguntas se harían a los votantes.
En
los niveles más altos de la esfera gubernamental, hay preocupaciones de
que un segundo referéndum agrave las profundas divisiones expuestas por
el referéndum de 2016, aliene a millones de votantes pro-Brexit y
fomente el auge de la extrema derecha. Si los británicos votaran por
permanecer en la UE, los partidarios del Brexit podrían exigir una
tercera y decisiva votación.
“Me convertí en primera ministra
inmediatamente después de aquel referéndum [en 2016]”, dijo May minutos
después de que su acuerdo del Brexit fuera rechazado el martes. “Creo
que es mi deber cumplir con su instrucción y tengo intención de
hacerlo”.
(*) Periodistas británicos
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