DAVOS.- La directora del Fondo Monetario
Inernacional (FMI), Christine Lagarde, ha moderado este viernes una mesa
redonda en el Foro Económico de Davos cuyos integrantes han coincidido
en señalar al envejecimiento de la población y el cambio climático como
los mayores peligros para el crecimiento global.
Junto a Lagarde han intervenido la profesora de la Uiversidad de Londres
Mariana Mazzucato; el gobernador del banco central de Japón, Haruhiko
Kuroda; la consejera delegada del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, y
el gobernador de la Reserva Federal de Sudáfrica, Lesetja Kganyago.
Lagarde se ha negado desde el principio a "dar
titulares", porque de lo que se trataba en esta ocasión no era de
ofrecer perspectivas de crecimiento sino de delimitar los riesgos
concretos.
Y ha detectado dos, el cambio climático y
el envejecimiento de la población; en cuanto al primero, ha dicho, se
trata "de un asunto tan serio que aunque no lo parezca compete también a
los bancos centrales, y por supuesto al sector financiero".
Desde el Banco Mundial, Georgieva ha calculado que si la temperatura
global sigue subiendo al ritmo que lo ha hecho hasta ahora puede suponer
recortes de entre el 15 % y el 25 % del PIB mundial.
En su opinión, la lucha contra el cambio climático implica la
destrucción de miles de empleos en sectores condenados a desaparecer,
pero también la creación de nuevos sectores.
En este
sentido, Kuroda se ha referido al envejecimiento de la población en todo
el mundo, en Asia y, en particular, en Japón, un fenómeno que implica
menos ingresos fiscales y mayores gastos sociales.
Además, las nuevas tecnologías han introducido a los robots en la cadena
de trabajo, lo que se ha encontrado con la oposición frontal de los
sindicatos.
Asimismo, Kuroda reconoció que este
proceso de envejecimiento de la población y los consiguientes cambios
demográficos "podrían dificultar el trabajo del banco central, al
reducir la tasa de crecimiento a largo plazo", con tipos de interés
bajos y menor demanda de crédito.
A partir de ahí,
las entidades financieras podrían asumir mayores riesgos en busca de
mayores rendimientos, y desestabilizar así el sistema financiero.
Desde un punto de partida opuesto, el gobernador del banco central de
Sudáfrica ha relatado que África es un continente de "gente joven pero
sin trabajo", con lo que las prioridades son otras; en primer lugar,
apostar por la formación y la educación.
Y en
relación con el cambio climático, ha recordado que África es proveedor
de materias primas, un sector que es altamente contaminante, pero que
tiene potencial de reconvertirse hacia una industria más "verde".
Para eso, ha añadido, es preciso invertir en formación y nuevas
tecnologías, para que no desaparezcan puestos de trabajo sino que surjan
otros nuevos.
Los sindicatos, ha relatado, proclaman
que quieren proteger el empleo, pero lo que hay que proteger es a las
personas, y para ejecutar esta "transición", hay que poner en marcha
políticas adecuadas e incentivar la innovación.
Sudáfrica va a incrementar la producción de energías renovables al
tiempo que se van a ir reduciendo sectores como el del carbón, y ahí es
donde el gobierno choca con las organizaciones empresariales, que
tendrán que dejar de defender un "statu quo" que va a desaparecer.
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