PARÍS.- Decenas de miles de
"chalecos amarillos" se manifestaron este sábado en París y otras ciudades
de Francia contra la política del gobierno de Emmanuel Macron, en una
nueva jornada de movilización nacional que se desarrolló en la calma,
salvo algunas escaramuzas, en medio de un fuerte dispositivo policial.
Hacia
las 14:00, hora local, se contabilizaron 32.000 manifestantes en toda
Francia, incluyendo 8.000 en París, según cifras del ministerio del
Interior, que muestran una alza en la participación en relación a la
semana pasada a la misma hora (26.000).
"Hemos recobrado fuerza desde hace una semana y vamos a seguir", aseguró Thibault Devienne, un "chaleco amarillo" de 23 años.
En
París, los manifestantes marcharon al grito de "¡Macron dimisión!"
desde el ministerio de Finanzas hasta el Arco del Triunfo, en uno de los
extremos de la célebre avenida de los Campos Elíseos, donde las fuerzas
de seguridad establecieron un impresionante perímetro de seguridad con
calles y varias estaciones de metro cerradas.
"Nos dimos cita
frente al ministerio para pedirle al ministro y a todos sus amigos del
gobierno más poder adquisitivo", explicó Gérard, un empleado
precario de 44 años que viajó desde la ciudad de Dijon (este).
Tras
una mañana sin incidentes, se registraron enfrentamientos a primeras
horas de la tarde cerca del Arco del Triunfo. Manifestantes lanzaron
fumígenos y piedras contra los gendarmes, que respondieron con disparos
de gas lacrimógeno y cañones de agua.
Al menos dos manifestantes,
uno de los cuales sufrió una herida en la cabeza, fueron evacuados por
socorristas, según constató un periodista.
Unos 5.000 policías
antidisturbios están movilizados en la capital, donde un centenar de
personas han sido detenidas desde la mañana, entre las cuales 74 fueron
puestas bajo custodia en comisarías.
Miles
de manifestantes desfilaban también en otras ciudades de Francia, como
Bourges, una ciudad del centro del país donde más de 6.000 "chalecos
amarillos" se dieron cita. "Queremos demostrar nuestra unidad en el
corazón de Francia", explicó Priscillia Ludosky, una figura de este
colectivo que congrega a franceses de clase media y baja.
Dieciocho personas fueron
detenidas tras choques entre manifestantes y policías en una calle
comercial de la ciudad. Las autoridades habían prohibido manifestaciones
en el centro histórico y cerraron museos, parques y edificios públicos.
"Esperamos
medidas concretas, los anuncios de Macron son migajas que pagan los
contribuyentes. Nos pide hacer esfuerzos, pero son ellos los que deben
hacerlos, hay tantos abusos y privilegios entre los políticos", denunció
Carole Rigobert, una mujer de 59 años acompañada por su marido.
El presidente Emmanuel Macron había desatado horas antes
una nueva polémica al declarar que "los problemas por los que atraviesa
nuestra sociedad se deben a veces a que demasiados de nuestros
conciudadanos piensan que podemos conseguir" algo "sin esfuerzo".
Más
de 5.000 personas marcharon también en Burdeos (suroeste), en una
movilización ligeramente superior a la semana pasada. Detrás de una gran
pancarta que proclama "Unidos, el cambio es posible", los manifestantes
recorrieron las principales calles de esta ciudad que se ha alzado como
uno de los bastiones de los "chalecos amarillos" en Francia.
Miles
de personas se echaron también a las calles en Toulouse, Nîmes, Lille y
Nantes. Y 200 personas manifestaron, bajo fuertes medidas de seguridad, cerca
de la casa de verano de los Macron, en la ciudad de Touquet (norte).
Las autoridades, que
temían que las protestas de este sábado sean "más radicales" que hace
una semana, reforzaron su dispositivo de seguridad, con 80.000 policías
desplegados en todo el país.
Las manifestaciones de hace una
semana se vieron empañadas por impactantes escenas de violencia, entre
ellas la de un grupo de manifestantes que derribó la puerta de entrada
de un ministerio y la de un exboxeador profesional que golpeó a dos
policías.
El movimiento de los "chalecos amarillos", llamados así
porque usan esa prenda para salir a protestar, empezó como una
manifestación contra el alza del precio de los combustibles, pero ha
derivado en una revuelta contra las políticas del gobierno de Macron.
Para intentar calmar los
ánimos, el mandatario ha anunciado una serie de medidas, valoradas en
10.000 millones de euros, para aumentar el poder adquisitivo y reducir
la presión fiscal, que incluye el aumento en 100 euros del salario
mínimo. Pero esto no ha impedido que la movilización continúe.
Desde
el inicio de las manifestaciones 10 personas han muerto en accidentes
relacionados con las protestas y más de 1.600 han resultado heridas.
Cientos de personas, muchas vestidas con chalecos amarillos, desfilaron también en Londres contra la austeridad este sábado.
En Bélgica un hombre que participaba en un piquete en una autopista murió el viernes por la noche atropellado por un camión.
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