BERLÍN.- El Gobierno alemán descartó hoy
imponer un límite de velocidad general en las autopistas, como rige en
el resto de la Unión Europea (UE), por considerar que no tiene efectos
positivos en la seguridad vial ni en el medio ambiente.
"Hay medidas más inteligentes para proteger el medio ambiente", zanjó
el portavoz gubernamental, Steffen Seibert, para añadir que un límite de
velocidad revierte "apenas" en favor de la lucha contra el cambio
climático.
El debate en torno a la implantación de un límite de
velocidad se reabrió estos días a raíz de un informe de una comisión
independiente que asesora al Gobierno de la canciller Angela Merkel, que
recomendaba establecerlo en 130 kilómetros por hora.
Esta propuesta encontró un amplio respaldo entre la oposición,
especialmente entre los Verdes, formación a la que los sondeos sitúan
ahora en segundo puesto en intención de voto tras el bloque conservador
de Merkel, así como entre el sindicato policial.
El
pasado fin de semana, el ministro de Transporte, Andreas Scheuer, de la
Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), ya se mostró radicalmente
contrario a limitar la velocidad en autopistas, a lo que ahora ha
seguido la ratificación del portavoz de Merkel.
En
Alemania rige un tope de velocidad generalizado de 50 kilómetros por
hora en núcleos urbanos, que baja a los 30 kilómetros en algunas áreas,
zonas residenciales o cercanía de escuelas.
En las
carreteras nacionales el límite es de 100 kilómetros por hora para
vehículos de hasta 3,5 toneladas, de 80 kilómetros por hora para los de
hasta 7,5 toneladas y de 60 para los vehículos más pesados.
Sin embargo, sigue siendo el único país de la UE donde no hay un límite
de velocidad para sus cerca de 12.000 kilómetros de autopista.
En la práctica, apenas en una tercera parte de la red viaria se puede
circular sin límite de velocidad, ya que en la mayoría de los tramos hay
restricciones puntuales, sea por obras, por peligrosidad, por
contaminación acústica u otros factores.
El debate en
torno a un posible límite de la velocidad en carretera fue ya tema
recurrente en tiempos del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder,
quien gobernó entre 1998 y 2005 con los Verdes, pero no accedió a las
presiones de sus socios a implantar un tope.
Merkel
se mantuvo en esa línea desde que llegó al poder y no ha modificado su
posición a lo largo de sus sucesivas coaliciones de Gobierno.
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