WASHINGTON.- En
este momento, a pesar de una fuerte competencia de Estados Unidos, Gran
Bretaña es el líder de la crisis política en el mundo industrializado.
El plan para el brexit de la primera ministra, Theresa May, ha sido
rechazado de forma aplastante en la Cámara de los Comunes –el margen de
la derrota no tiene precedentes–, pero el gobierno sigue moviéndose a
pasos arrastrados.
Como explicó May: por una parte, ha escuchado lo que
acaba de decir el Parlamento y lo respeta; por otra, su acuerdo con
Europa es el mejor acuerdo para el país. Parece que hay algo de "no, no,
mil veces no" que no entiende.
Por
tanto, no es momento de cuestionar la preeminencia del Reino Unido en
cuanto a disfuncionalidad. Sin embargo, aún vale la pena preguntarse si
Europa está manejando como debe su parte de la crisis.
Hasta
ahora, la postura básica de la Unión Europea ha sido que el brexit es
en efecto una crisis, pero para el Reino Unido, no para el resto de
Europa. Gran Bretaña creó su problema, Gran Bretaña lo está manejando
mal y Gran Bretaña debería esperar padecer las consecuencias. Es una
lástima, pero no hay mucho que Europa pueda hacer, y de todos modos no
es nuestro problema.
Puede
que esta resulte ser una posición de negociación astuta; será difícil
saberlo hasta conocer el resultado final. Pero sería extraño que los
líderes europeos realmente pensaran que el brexit no es el mayor
obstáculo al que se ha enfrentado la Unión desde su inicio.
Una de las
mayores economías del mundo está abandonando el proyecto europeo, con
consecuencias potencialmente graves para el resto de la UE, en un
momento en que sus economías se están tambaleando. Uno pensaría que
evitar por completo el brexit, o por lo menos mitigar sus posibles
daños, merecería algo de atención.
De
hecho, Europa habría podido evitar el brexit del todo. Podría haber
aceptado la solicitud de pequeñas concesiones sobre el libre movimiento
de personas dentro de la Unión presentada por el primer ministro David
Cameron cuando por primera vez se dispuso a renegociar los términos de
participación del Reino Unido.
Los demás líderes europeos lo rechazaron,
ya que consideraban el libre movimiento de personas "indivisible" del
de bienes, servicios y capitales. Dado que, evidentemente, el libre
movimiento de personas puede separarse fácilmente de los demás, Europa
no estaba diciendo en realidad que no pudiera hacerlo, simplemente se
estaba rehusando. El resultado de esa intransigencia fue el referendo y
el brexit.
Cuando
Gran Bretaña se sorprendió a sí mismo y al mundo votando para salir, y
antes de haber notificado su partida formalmente, los líderes europeos
habrían podido reconsiderar; pero no lo hicieron.
Cuando
se emitió la notificación formal del Artículo 50, habrían podido
permitir negociaciones en una amplia variedad de temas para una sociedad
cercana entre la UE y el Reino Unido, a fin de preservar tanto como
fuera posible la integración económica lograda para beneficio mutuo en
las décadas anteriores.
En cambio, insistieron en una separación
estricta entre los términos de la renuncia, que se establecerían
primero, y los arreglos a largo plazo, que solo se discutirían en
detalle cuando la primera parte estuviera lista.
Esta
separación sin sentido entre las dos partes tuvo una consecuencia
grave. Los negociadores europeos querían una cláusula en el acuerdo de
renuncia –el llamado "backstop" para impedir que se volviera a endurecer
la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte.
En efecto, esta demanda
se anticipó al acuerdo a largo plazo y lo obstruyó, incluso antes del
inicio de las negociaciones al respecto. En buena medida, lo hizo de
modo que acarreaba la anexión económica del norte a la UE.
Entonces,
la UE insistió en una secuencia estricta y contraproducente de
negociaciones, luego se apartó de su propia posición al respecto
implantando una clausula –potencialmente a largo plazo– que sería
altamente perjudicial para el Reino Unido.
Lo más impresionante de esta
increíble maniobra es que May la haya aceptado. En cualquier caso, fue
el backstop –una invención que podría no haber sido necesaria nunca– el
que hizo el acuerdo de retiro imposible de aprobar en el Parlamento
británico.
Muchos
simpatizantes del brexit que revisen esta historia notarían una falta
de piedad calculada por parte de la UE. Cuando Gran Bretaña quisiera
irse, tendría que sufrir y los demás tendrían que ver el sufrimiento, de
modo que ningún otro país intentara hacer lo mismo (la Unión Soviética
aplicó la misma lógica, aunque con menos sutileza, a Hungría en 1956).
Sin embargo, no es fácil entender por qué la UE debería estar a la
defensiva: si las bendiciones de sus muchas libertades indivisibles son
tan evidentes, la partida de Gran Bretaña sin infligirle mayores daños
evitables sería un mensaje lo suficientemente claro para los demás
miembros.
Hay
que reconocer que, en el momento, las bendiciones no son tan evidentes.
Aún así, creo los líderes europeos se sentirían halagados de imaginar
que pueden formar y ejecutar una estrategia que cumpla mejor con los
intereses de Europa.
En
cuanto al brexit (y no solo en cuanto al brexit, por cierto),
simplemente han estado ausentes, intelectual, política y
diplomáticamente. Han puesto a burócratas descuidadamente inflexibles a
cargo de las negociaciones de salida, como si no hubiera mucho en
riesgo, y luego se acomodaron en una posición de decirle a Gran Bretaña
que una concesión es imposible, y que la otra no podría darse, y que las
negociaciones habían concluido y que el acuerdo de May era la palabra
última y definitiva.
El
voto de los legisladores fue un contratiempo para esta falta de
estrategia. Tal vez, en esta última y lamentable etapa, motivará a las
capitales europeas a replantearse todas las cosas que Europa no podría
aceptar de ninguna manera.
Gran Bretaña es, sin duda, el principal autor
y la mayor víctima de esta penosa saga, pero Europa también tiene mucho
que perder, y no solo de un brexit al borde del abismo, sino también de
un resultado que deje a ambas partes llenas de ira. ¿Será mucho pedir a
los líderes europeos que empiecen a actuar como si lo entendieran?
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