PARÍS.- El
gobierno francés trataba de minimizar el miércoles los temores de los
ciudadanos frente al nuevo sistema de recaudación de impuestos sobre la
renta que podría avivar las llamas de una revuelta por el poder
adquisitivo.
A
partir del 1 de enero el Estado francés retendrá un porcentaje en la
nómina mensual de los trabajadores, en concepto de impuesto sobre la
renta. Este sistema es la norma en varios países occidentales,
incluyendo España.
Las
encuestas de opinión muestran que los franceses apoyan este cambio,
pero aún así representa un riesgo para el presidente Emmanuel Macron, ya
que los trabajadores percibirán menos dinero al final del mes.
Este
sistema de recaudación permite ajustar automáticamente lo que se debe
al fisco a las variaciones de ingresos y evitar así dificultades en caso
de despido. Hasta el año pasado, los franceses pagaban sus impuestos en
base a sus ingresos del año pasado.
Durante
una visita el miércoles a un centro de finanzas públicas en el norte de
Francia, el ministro de Hacienda, Gérald Darmanin, aseguró que este
cambio "simplifica" la recaudación fiscal.
Sobre
el eventual "impacto psicológico" que podría tener esta reforma sobre
el poder adquisitivo de los franceses, el ministro dijo que confiaba en
el "sentido común" de los ciudadanos.
La
entrada en vigor de este nuevo sistema se produce en un contexto
crítico para Macron tras más de un mes y medio de manifestaciones de los
"chalecos amarillos", un colectivo que se manifiesta contra la política
social y fiscal del gobierno.
Este
movimiento nació contra un alza de los impuestos al combustible pero
rápidamente se convirtió en una revuelta más amplia contra las políticas
proempresariales de Macron y en medio de un sentimiento de pérdida de
poder adquisitivo.
A
mediados de diciembre el mandatario intentó calmar esta revuelta
posponiendo este incremento. También anunció 10.000 millones de euros en
exenciones fiscales y un aumento en los ingresos de los trabajadores
más precarios y los jubilados. Desde entonces, las protestas parecen
haber perdido fuerza.
Esta
reforma fue inicialmente lanzada por su antecesor, el socialista
François Hollande (2012-2017). Pero Macron decidió mantenerla.
Para
preparar a los franceses para el cambio, el gobierno ha enviado 93
millones de cartas y correos electrónicos explicando el nuevo sistema.
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