miércoles, 30 de enero de 2019

La teoría de juegos favorece un brexit sin acuerdo

MOSCÚ.- Las votaciones en el Parlamento británico el martes en la noche pueden no haber sido fáciles para nadie involucrado en el proceso del brexit, pero señalan un momento de claridad desde el punto de vista de la teoría de juegos.

Es evidente que el Reino Unido, representado por el Parlamento, quiere jugar una tanda única del dilema del prisionero con la Unión Europea. La UE, por su parte, está jugando en interacciones infinitas. 
Ambas partes están jugando racionalmente a su modo, dentro de las limitaciones del juego de cada una. Solo será posible obtener un resultado cooperativo si una de las partes acepta la visión de la otra sobre el juego.
El martes, el Parlamento dejó claro que no quiere que el país simplemente se dé por vencido y permanezca en una unión aduanera con la UE, no quiere una extensión del proceso del brexit sin una idea clara de lo que hará en ese tiempo y no quiere una salida sin acuerdo.
Quiere que la primera ministra, Teresa May, regrese a la mesa de negociación con la UE y obtenga un mejor acuerdo (específicamente, uno que no deje al Reino Unido en una unión aduanera permanente con la UE para evitar una frontera dura con Irlanda).
En términos más abstractos, el Parlamento quiere que May juegue una única interacción del dilema del prisionero. En este juego, ambas partes son prisioneros y tienen la oportunidad de cooperar o traicionar (ceder el el backstop irlandés o enfrentarse a un brexit sin acuerdo). Si la otra parte decide cooperar, tanto mejor. 
El Parlamento, en efecto, le está diciendo a May que asuma que la matriz de ganancias de este juego está sesgada y la UE se beneficia más de la cooperación (por ejemplo, con un backstop por tiempo limitado) que el Reino Unido si cede a las demandas de la UE y permanece indefinidamente en la unión aduanera. 
En los experimentos, las personas con mayores ganancias cooperan más que las que tienen menores ganancias (aunque vale la pena aclarar que las tasas de cooperación no superan un tercio).
Entonces, el juego del parlamento es arriesgado, pero no irracional.
Si la UE también estuviera en ese juego, evaluaría para su próxima jugada si el Reino Unido está preparado para irse sin un acuerdo o si se arrepentirá en el último momento. Pero ese no es el juego de la UE.
En cambio, está jugando al dilema del prisionero con infinitas interacciones. El otro jugador no es el Reino Unido, sino cualquier otro Estado miembro. El juego no termina con el brexit: después del Reino Unido, otros países (no sabemos cuántos, así que el juego es infinito) pueden sentir la tentación de salir de la UE con términos favorables, es decir, manteniendo los beneficios comerciales, pero sin seguir muchas de las reglas comunes. 
En ese juego, traicionar sigue siendo la estrategia a prueba de balas para ambos jugadores, pero la cooperación tiene más sentido (y ocurre con más frecuencia en los experimentos) que en el dilema del prisionero de una interacción: la repetición posibilita que la otra parte también coopere, y de este modo surja un patrón mutuamente beneficioso.
Pero cuando uno de los Estados miembro jugadores traiciona, es decir, se rehúsa a ceder, para el jugador UE tiene sentido traicionar y optar por una estrategia de castigo, por ejemplo, lo que se conoce como una estrategia desencadenada, en la que se rehúsa a cooperar en todas las interacciones posteriores a la traición del otro jugador.
En el juego de la UE, algunas concesiones tienen sentido si el Reino Unido coopera: por ejemplo, si acepta el backstop irlandés o alguna otra forma de pérdida de soberanía a cambio de continuar el intercambio comercial en términos favorables. 
Sin embargo, no tienen mucho sentido si el Reino Unido traiciona (es decir, si en efecto amenaza con salir sin acuerdo y rechaza el backstop).
Si las dos partes se siguen moviendo en juegos diferentes, el escenario más probable es un brexit sin acuerdo. Un arreglo (según los términos de una parte o la otra) solo es posible si una de las partes acepta la versión del juego de la otra. 
Eso solo puede ocurrir en esta etapa tardía del proceso del brexit. Pero aceptar la perspectiva de la UE parece difícil para el Parlamento británico porque considera el brexit como un acuerdo de una sola interacción. 
Por la misma razón, es difícil para la UE aceptar la perspectiva del Reino Unido: sabe que el juego podría continuar con otros miembros.
Si tuviera que apostarle a un resultado basado únicamente en consideraciones de la teoría de juegos, y no en la compleja red de preferencias personales y ambiciones que se puede apreciar en el minuto a minuto del cubrimiento del brexit, apostaría por el brexit sin acuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario