FRÁNCFORT.- La economía alemana creció el año
pasado un 1,5 %, la menor tasa desde 2013, tras un mal segundo semestre
donde las tensiones comerciales y los problemas del sector del motor a
punto estuvieron de llevar a la locomotora europea a la recesión.
La Oficina Federal de Estadística (Destatis) despejó las dudas sobre la
mayor economía europea y afirmó que, aunque aún no están en posición de
anunciar cifras concretas, el producto interior bruto (PIB) creció
"ligeramente" en el cuarto trimestre, tras la contracción del 0,2 %
registrada en el tercero.
"La economía alemana mantuvo en 2018 su crecimiento, si
bien de forma más débil", afirmó en rueda de prensa Albert Braakmann,
director del departamento de estimaciones macroeconómicas de Destatis.
Se trata del noveno año consecutivo de crecimiento para Alemania, pero
su avance -en el rango inferior de las estimaciones de referencia- se
sitúa por detrás de la media prevista para la eurozona y de los
pronósticos para Estados Unidos y China.
El pasado
ejercicio estuvo sustentado por los "impulsos internos", caracterizó
Braakmann, que resaltó también "la contracción en la producción" de la
industria automovilística por la introducción de los nuevos test de
emisiones de gases contaminantes.
Las mayores
contribuciones al aumento del PIB las realizaron el consumo interno, que
aportó siete décimas porcentuales, y las inversiones, que sumaron
siete.
El sector exterior, por su parte, tradicional
estandarte de la economía alemana, restó dos décimas al crecimiento
porque las importaciones crecieron más en términos relativos que las
exportaciones, lastradas por la guerra comercial entre Estados Unidos y
China.
Según Destatis, las inversiones en bienes de
equipo repuntaron un 4,5 % el año pasado y el sector inmobiliario avanzó
un 3 %, mientras el consumo privado y el público crecían de forma más
moderada, un 1,0 y un 1,1 %, respectivamente.
Por su parte, las exportaciones crecieron un 2,4 %, pero por debajo de las importaciones, que registraron un aumento del 3,4 %.
Thomas Renner, portavoz de la Cámara Alemana de Industria y Comercio
(DIHK), tildó el PIB de "decepcionante" y consideró que se trata de una
"señal de alerta" de lo que puede suceder en 2019 con las tensiones
comerciales y el "brexit".
La DIHK, pero también la
patronal BDA, instaron al Gobierno alemán a bajar los impuestos para dar
un revulsivo a la economía nacional y mantener la competitividad de sus
empresas.
Sobre el cuarto trimestre, los
responsables de Destatis se limitaron a avanzar que se trata de un
crecimiento "positivo y pequeño", en palabras de Tanja Mucha, pero evitó
dar una "cifra explícita" dado que los datos que tienen son "muy
provisionales". El anuncio no llegará hasta el 14 de febrero.
Destatis también adelantó que el Estado alemán, que incluye los tres
niveles de la administración y la seguridad social, logró en 2018 un
superávit récord de 59.200 millones de euros, equivalente al 1,7 % del
PIB, en su quinto año consecutivo en positivo.
Las
arcas públicas se beneficiaron de un aumento de los ingresos del 4,7 %
en términos interanuales, gracias principalmente al buen comportamiento
del mercado laboral, mientras que el repunte del gasto se limitó al 3,1
%.
Destatis indicó a este respecto que la población
con empleo marcó el año pasado "un nuevo máximo" al aumentar un 1,3 % en
términos interanuales, hasta los 44,8 millones de trabajadores, y que
la tasa de desempleo, según los criterios de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), cayó hasta el 3,2 %.
Las previsiones de los principales institutos económicos para este año
apuntan asimismo hacia un crecimiento moderado, de entre el 1,2 y el 1,6
%, aunque destacan la potencial incidencia ligada a las fuertes
incertidumbres ligadas a la situación política internacional.
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