ATENAS.- Las instituciones acreedoras de
Grecia concluyeron este viernes su segunda visita del periodo
postrescate como parte de la supervisión reforzada acordada con el
Gobierno de Atenas que contempla controles trimestrales.
Los representantes de la denominada cuadriga -Comisión Europea (CE),
Banco Central Europeo (BCE), Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y
Fondo Monetario Internacional (FMI)- afirmaron en un comunicado que las
conversaciones "sobre los retos y las prioridades de la política
económica" continuarán a distancia.
La supervisión se enfocó en 16 requisitos que Grecia
debería haber cumplido a finales de 2018, de los cuales el mayor fleco
es el futuro marco legal de protección de las viviendas de uso habitual.
El tema está estrechamente relacionado con la reducción de la cartera
de créditos fallidos de la banca, que suma más de 85.000 millones de
euros y está considerada un impedimento mayor al crecimiento del país.
Según los datos más recientes del Banco de Grecia que datan de
septiembre pasado, el 42,2 % de las hipotecas están en mora y son la
única categoría de créditos fallidos que los bancos no han conseguido
reducir.
La banca atribuye este fracaso al marco
legal de protección de las viviendas habituales, que considera
extremadamente generoso.
La legislación actual, que
debería haber vencido en diciembre 2018 y que ha sido prolongada hasta
el final de febrero, protege de los desahucios a las viviendas
habituales cuyo valor catastral es inferior de los 180.000 euros
(280.000 para familias numerosas).
Los bancos piden que el nuevo techo de protección se sitúe por debajo de los 100.000 euros.
Otro escollo son las deudas del Estado con empresas e individuos que
deberían haber sido eliminadas en 2018, un objetivo que el Gobierno no
consiguió.
Las instituciones acreedoras publicarán su informe sobre la segunda evaluación del periodo postrescate el 27 de febrero.
Del cumplimento de los flecos pendientes depende si el Eurogrupo
aprueba en su reunión del 11 de marzo liberar el desembolso de entre 644
millones de euros -de los 1.800 millones previstos para este año-
procedentes de los beneficios de la venta de bonos griegos que están en
manos del BCE y de los bancos centrales de la eurozona.
Con este dinero Grecia espera devolver un préstamo del FMI del primer
programa de rescate, que asciende a unos 2.100 millones de euros vence
este año y cuyo tipo de interés era particularmente alto (4,9 %).
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