WASHINGTON.- Las relaciones petroleras entre
Estados Unidos y Venezuela son tan estrechas como complejas; de ahí que
las sanciones impuestas por Washington incluyan entre sus damnificados
al Gobierno del presidente Nicolás Maduro y a algunas de las grandes
empresas estadounidenses, como Valero o Chevron.
El
cambio sustancial del tablero de juego energético internacional ha
permitido este golpe por parte de Estados Unidos al corazón de la
economía venezolana, algo que era impensable hace una década.
La sed de crudo de Estados Unidos, la primera economía
mundial, ha ido reduciéndose en los últimos años gracias al auge de la
extracción de petróleo mediante la técnica de fracturación hidráulica
("fracking", en inglés).
Como consecuencia, se espera
que la primera economía del mundo pase en breve de ser uno de los
grandes importadores internacionales a convertirse en exportador neto,
según datos del Departamento de Energía.
La
tradicional e histórica relación petrolera entre Washington y Caracas se
remonta a casi un siglo, a lo largo del cual se ha establecido una red
de refinerías, la mayoría en Texas y Luisiana, diseñadas especialmente
para tratar el crudo venezolano, que es extremadamente pesado.
"Con las sanciones en vigor, aquellas refinerías tendrán que buscar
otras fuentes, probablemente Oriente Medio y pagando una prima. Por lo
que las refinerías estadounidenses se encontrarán entre los mayores
perdedores", indicó Paola Rodriguez-Masiu, analista de la consultora
energética Rystad, en un comunicado.
Del total de exportaciones venezolanas, 450.000 van a Estados Unidos, 300.000 a la India y 240.000 a China.
Las grandes importadoras son Citgo, filial de la petrolera estatal
venezolana, PDVSA, en Estados Unidos y a la que el Tesoro permite seguir
operando en el país aunque los fondos irán a un fideicomiso para el
autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, seguida
por las estadounidenses Valero y Chevron.
Como probables beneficiados de estas sanciones, Rodriguez-Masiu sitúa paradójicamente a China y la India.
"El petróleo de Venezuela que actualmente exporta a Estados Unidos será
desviado a otros países y vendido a menores precios. Para países como
China y la India, las noticias de ayer son casi como un día rebajas",
indicó la analista.
Sin embargo, estas dos opciones
generarán quebraderos de cabeza para Maduro, especialmente por la
abultada deuda acumulada con Pekín y Moscú, los grandes respaldos
financieros del Gobierno venezolano.
"El problema es
que los barriles a China se usan para amortizar deuda de los 17.000
millones que le deben y parte de lo que va a India es para pagar a los
rusos", explicó Francisco Monaldi, economista venezolano y
profesor de Políticas de Energía de la Universidad Rice de Texas.
Ante este escenario, agregó Monaldi, "si estos dos países no le
devuelven efectivo, la situación de caja (de PDVSA) se deteriorará" y
"tendrán que otorgar descuentos importantes para vender ese crudo en
Asia y desplazar al crudo iraquí y saudí y que pagar costos de
transporte".
La dependencia de Venezuela del petróleo
es dramática: cerca del 90 % de sus ingresos proceden de la exportación
de crudo. A ello se suma que su producción ha ido cayendo de forma
progresiva en los últimos años y exporta actualmente cerca de 1,2
millones de barriles.
Por ello, el corte en el flujo
de divisas e ingresos para Caracas por las sanciones impuestas por el
Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a PDVSA es
sustancial.
Las sanciones afectan a 7.000 millones de
dólares en activos de PDVSA, aseguró el asesor de Seguridad Nacional de
Estados Unidos, John Bolton, quien pronosticó que las medidas
provocarán otros 11.000 millones de dólares en pérdidas para la
petrolera a lo largo del próximo año.
En respuesta,
el presidente de PDVSA, Manuel Quevedo, dijo en Caracas que
modificará sus operaciones y evalúa declarar "fuerza mayor", puesto que
las sanciones afectan sus "contratos" con clientes.
"Barco que salga de un puerto venezolano, con el crudo que corresponde a
los recursos de nuestro pueblo, debe ser cancelado antes de dejar el
puerto", apuntó Quevedo.
Es usual que en los contratos con compradores, PDVSA acuerde el pago de crudo luego de 30, 60 ó 90 días de despachado.
Maduro ha insistido en plantear las sanciones como un nuevo ejemplo de
la voracidad "imperialista" de Washington que "busca poner sus manos"
sobre el petróleo venezolano.
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