WASHINGTON.- Con un total de 22 días, el actual
cierre parcial de la administración batió hoy el récord como el más
largo de Estados Unidos desde que una reforma presupuestaria en 1976
permitiese esta medida, inédita entre las democracias modernas.
El presente cierre gubernamental superó hoy el récord que hasta ahora
ostentaba la mayor longevidad: el acontecido durante 1995-96 bajo el
mandato de Bill Clinton (1993-2001) por una disputa presupuestaria en
cuestiones de sanidad, educación y medio ambiente.
Y en este caso, aún no hay indicios de que Trump y la oposición demócrata puedan alcanzar un acuerdo que le ponga fin.
En EE.UU, el cierre administrativo obliga a suspender la prestación de
determinados servicios públicos cuando las dos cámaras del Congreso o el
presidente del país no alcanzan un acuerdo para firmar ciertas
asignaciones presupuestarias.
Ante esa situación, los
departamentos cuyo presupuesto depende del nuevo acuerdo interrumpen la
mayor parte de su actividad e incluso cesan el pago de salarios a sus
empleados.
En la actualidad Trump y la oposición
demócrata en el Congreso mantienen un pulso por una asignación
presupuestaria muy concreta: los 5.700 millones de dólares que el
presidente pide al Congreso para edificar su prometido muro en la
frontera con México.
Esta barrera fue una de las
principales promesas electorales de Trump, quien tras dos años de
mandato propuso iniciar su construcción y afirmó que "estaría dispuesto a
cerrar el gobierno" si no recibía el dinero que solicita.
Desde el 22 de diciembre, una parte de la administración del país
permanece clausurada mientras Trump y los dos líderes demócratas del
Congreso, Nancy Pelosi y Charles Schumer, han protagonizado tres semanas
de constantes acusaciones hasta llegar al cierre más largo de la
historia.
Para Trump el muro es necesario porque
soluciona una "emergencia de inmigración creciente" en la frontera sur,
según alertó el martes en un discurso al país que fue emitido por todas
las televisiones en horario de máxima audiencia, el primero que dio
desde el Despacho Oval.
Para la oposición el muro es
"inmoral", contrario a los "valores de EE.UU." y un gasto poco efectivo
para mejorar el control de la inmigración clandestina y la seguridad
fronteriza, según argumentaron sus líderes en un contradiscurso
televisado que acumuló más audiencia que el de Trump.
Así, durante estos 22 días, el 25 % de la administración ha permanecido
suspendida, una situación que afecta a unos 800.000 trabajadores que
han dejado de cobrar y que ha obligado a colgar el cartel de cerrado en
destinos turísticos como museos, parques nacionales y monumentos.
La confrontación que mantienen los líderes políticos de Washington ha
supuesto, además, una pérdida económica de 3.600 millones de dólares,
según la agencia S&P Global ratings.
Si el cierre
se prolonga otras dos semanas costaría 6.000 millones, según la misma
entidad, es decir, que podría terminar siendo más caro que el dinero que
pide Trump para su muro.
Algunas investigaciones,
como la publicada por el diario The Washington Post, consideran sin
embargo que el coste final de la barrera fronteriza superaría los 25.000
millones y requeriría 10 años de trabajo.
Este
escenario de interrupción en la actividad de la administración pública
es prácticamente imposible en otras democracias, donde se contemplan
medidas como prolongar el presupuesto del ciclo anterior y en los que un
cierre del gobierno así sería sinónimo de una revolución, invasión o
desastre.
Pero una reforma de la ley estadounidense
inició en 1976 la posibilidad de que se dé esta medida y la puso en
práctica por primera vez en 1980, bajo el gobierno de Jimmy Carter
(1977-1981).
Desde entonces ha habido 20
interrupciones administrativas, aunque no en todas las ocasiones los
funcionarios fueron suspendidos.
Ronald Reagan
(1981-1989) es el presidente que vivió más clausuras de este tipo, con
un total de tres, pero apenas superaron el par de días; el segundo en el
listado es Bill Clinton, con dos ceses de 7 y 21 jornadas, el período
que hasta hoy era el más largo.
Ahora, Trump superó a
Clinton con el cierre más prolongado e igualó a Clinton en cantidad,
pues acumula dos clausuras administrativas: la actual y otra de tres
días en 2018.
Anteriormente, Barack Obama (2009-2017) vivió un único cierre similar durante su doble mandato, de 16 días.
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