A raíz del rápido reconocimiento del autoproclamado presidente de
Venezuela, Juan Guaidó, por el Gobierno de Trump, el conocido profesor y
analista político estadounidense Noam Chomsky escribió una “Carta
abierta al Presidente”, suscrita también por setenta destacados
intelectuales, historiadores y expertos en política del continente
americano.
Ante el aluvión propagandístico que ha aplastado gran parte del
pensamiento occidental, describiendo con indelebles tintas negras al
presidente Maduro y vistiendo con ropajes de pureza al líder de la
oposición y presidente de la Asamblea Nacional, no parece superfluo
poner al alcance de los lectores españoles algunos aspectos que la
citada carta contiene.
Sobradamente se ha tratado “lo de Venezuela” en estas páginas
digitales por otros expertos comentaristas, de modo que no insistiré en
el proceso que ha llevado a la actual situación, bien conocido por los
lectores.
Sin embargo, a modo de comparación y antes de entrar en materia,
bueno es recordar que en la tarde del 17 de julio de 1936, se inició en
España un golpe de Estado militar que, al no ser prestamente aplastado
por el Gobierno, degeneró en una guerra civil a la que, sin necesidad de
ponerle adjetivos, hemos de hacer responsable de gran parte de los
serios problemas que aquejan hoy a la sociedad española.
Con otros modos y circunstancias, el 23 de enero de 2019 la
autoproclamación pública de Guaidó como presidente interino de Venezuela
también ha marcado en este país el inicio de un golpe de Estado cuyas
consecuencias hasta ahora solo pueden aventurarse.
Todo indica que el responsable inicial y directo de lo que ahora
pueda suceder es el presidente de EE.UU., responsabilidad a la que se
sumarán los Estados que le secunden en su anunciado propósito, que no es
otro que derribar al actual Gobierno venezolano.
Para Chomsky, “la polarización política de Venezuela no es nueva; el
país está dividido desde hace tiempo por fracturas raciales y
socioeconómicas. Pero la polarización se ha profundizado en los últimos
años”.
Sostiene que bajo Trump se ha acentuado la retórica agresiva
contra el Gobierno de Venezuela, sugiriendo acciones militares y
calificando al país, junto con Cuba y Nicaragua, como una “troika de
tiranía”.
Los innegables errores de gobernanza de Maduro y su Gobierno
se han visto agravados por las sanciones económicas estadounidenses, que
son ilegales para la Organización de Estados Americanos, la ONU y la
propia legislación interior de EE.UU.
La decisión de Trump “ha acelerado fuertemente la crisis política
venezolana con la esperanza de dividir a sus fuerzas armadas y agravar
la polarización de la sociedad, forzando a la gente a tomar partido”. Si
se prosigue en esta dirección, anuncia Chomsky, el resultado más
probable será “el derramamiento de sangre, el caos y la inestabilidad”.
Advierte también que no es fácil que un bando derrote al otro. Algo
parecido ocurrió en España en 1936, cuando ni el Gobierno pudo aplastar
la rebelión militar, ni la parte sublevada de los ejércitos fue capaz de
hacerse con el poder. Una cruenta guerra fue el resultado.
Detalla
Chomsky que en el ejército venezolano hay 235.000 combatientes de
primera línea y al menos 1,6 millones en las milicias. Muchos de ellos
combatirán, no solo en defensa de la soberanía nacional -algo muy
embebido en el pensamiento latinoamericano- frente a lo que se percibe
como una agresión dirigida por EE.UU., sino también para protegerse de
la probable represión que padecerían si tiene éxito el golpe de Estado.
Sin olvidar los resonantes fracasos de EE.UU. cuando ha pretendido
cambiar por la fuerza el régimen de un país (como en Libia, Irak o
Siria) y teniendo presente la historia moderna de Iberoamérica, Chomsky
coincide con gran parte del pensamiento no sumiso ante los intereses de
EE.UU. al afirmar que “la única solución es un acuerdo negociado, como
ha ocurrido en el pasado en América Latina cuando las sociedades
polarizadas eran incapaces de resolver sus discrepancias mediante
elecciones”.
Concluye el politólogo estadounidense diciendo que la comunidad
internacional debería “apoyar las negociaciones entre el Gobierno de
Venezuela y sus oponentes para que el país pueda finalmente salir de su
crisis política y económica”.
(*) General de Artillería en la Reserva y Diplomado de Estado Mayor en España
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