domingo, 17 de febrero de 2019

El acuerdo UE-Japón abre nuevas oportunidades a las empresas españolas / Ramón Vilaró *

La Unión Europea y Japón aplican desde el 1 de fe­brero el Economic Partnership Agreement (EPA), el nuevo acuerdo de aso­cia­ción co­mer­cial que pone fin a las ba­rreras ta­ri­fa­rias y ad­mi­nis­tra­tivas para un in­ter­cambio co­mer­cial entre 636 mi­llones de ha­bi­tan­tes, que re­pre­sentan un tercio del PIB mun­dial.

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Es una puerta abierta a las empresas españolas – hay ya 6.246 que exportan a Japón – sobre todo en el sector agroalimentario, farmacéutico, textil y energías renovables.


El acuerdo llega a buen puerto después de varios años de negociaciones. Es, también, un ejemplo de cooperación en un momento de tensiones para el libre comercio, sobre todo entre Estados Unidos y China, pero también para la actual negociación de un nuevo acuerdo comercial entre Washington y Bruselas. Para europeos y japoneses quedan lejos aquellos tiempos en Japón era uno de los mercados de más difícil acceso comercial por sus múltiples trabas de todo tipo.


Japón es el mercado de consumo más sofisticado del mundo, tanto en la calidad y control de sus productos como en la presentación cara al vendedor. Sin embargo, a pesar de su potencial de 127 millones de consumidores, es una economía casi estancada que debe velar por el control de los precios muchas veces desorbitados en relación a la Unión Europea o Estados Unidos. De ahí que Japón ha ido abriendo el cerrojo arancelario y, sobre todo, administrativo por necesidades internas y por presión exterior.


No todos los japoneses pueden pagar los sofisticados artículos de supermercados, por ejemplo, como de la cadena de grandes almacenes Takashimaya –hay una docena de cadenas equivalentes al Corte Inglés esparcidas por todo Japón– y de ahí la aparición de tiendas al estilo de “todo a cien”. Y, además, para preocupación de Japón son de capital y gestión china, el gran coloso vecino que hace sólo una década no estaba presente en Japón. 

Y ahora los chinos abren tiendas, o compran edificios enteros como inversión. El temor al gigante chino ha contribuido, sin duda, al acercamiento entre Bruselas y Tokio.


En el caso de las empresas e inversores españoles el mercado japonés siempre fue complejo y difícil. Sin embargo, la propia crisis económica española y la calidad de los productos y, en especial, la constancia en un mercado tan difícil comienza a dar sus resultados. 

Son, en particular, las empresas pequeñas y medianas españolas las que han logrado penetrar en Japón, además del gigante Inditex que, como en todas las grandes urbes mundial, cuenta con tiendas en las mejores ubicaciones de Tokio y otras grandes ciudades niponas.


Los vinos, productos cárnicos elaborados, concentrados para zumos, ropa y productos pesqueros – sobre atún rojo mediterráneo que se vende a precios millonarios en yenes – forman el grueso de la exportación. Y se han abierto camino componentes del automóvil, lubricantes y placas solares. 

En este último caso Japón está siendo un mercado de éxito para varias firmas españolas que se han unido a socios japoneses y triunfan en el sector de la energía solar, en un país dependiente de la energía atómica y el petróleo que quiere diversificar.


Muy importante igualmente el hecho que el nuevo acuerdo incluya liberalización en empresas y servicios, incluido el e-comerce, de vital importancia para los intereses de la Unión Europea y, por tanto, de las empresas españolas. El acuerdo es un ejemplo de cooperación económica en estos tiempos turbulentos para el comercio mundial. Kampai, brindemos por el nuevo acuerdo.


(*) Periodista español


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