CARACAS.- Manifestantes
y miles de voluntarios organizarán caravanas de ayuda que ingresarán a
Venezuela el 23 de febrero, señaló el martes el líder de la Asamblea
Nacional, Juan Guaidó, una confrontación directa con el régimen
autoritario de Nicolás Maduro.
"Las
Fuerzas Armadas tendrán días para decidir ponerse del lado de la
Constitución y permitir el ingreso de ayuda humanitaria", declaró el
martes Guaidó frente a miles de manifestantes opositores. "El cese el
hambre, de la miseria, de la persecución, será el cese de la
usurpación".
Guaidó
asegura que es el legítimo líder de Venezuela luego de la polémica
reelección de Maduro y ha utilizado como herramienta política los envíos
de alimentos de emergencia que permanecen en la ciudad fronteriza
colombiana de Cúcuta. Grupos de ayuda tradicionales afirman que se trata
de una trampa, pero Guaidó cuenta con el respaldo de Estados Unidos
para persuadir a las fuerzas armadas de su país a fin de que lo
reconozcan y permitan la entrada de la ayuda que se necesita con
urgencia.
No
está claro si los camiones con arroz, harina y otros productos
esenciales podrán efectivamente ingresar al país, ya que el régimen
bloqueó un puente internacional. Partidarios de Guaidó han mencionado el
uso de medios clandestinos, incluso la opción de hacerla ingresar por
vía marítima.
Simpatizantes
de Juan Guaidó tomaron las calles del este de Caracas el martes,
reiterando el llamado del asambleísta para que el régimen venezolano
permita la entrada de ayuda humanitaria. La gente avanzó por la avenida
Francisco de Miranda, con banderas sobre sus hombros y carteles que
decían "Fin a la usurpación del poder", mientras se dirigieron hacia el
escenario donde Guaidó posteriormente ofreció un discurso.
Tiendas
y restaurantes permanecieron abiertos, pero algunas de las principales
avenidas en el centro de Caracas estuvieron cerradas cerca de una plaza
donde Maduro tenía previsto asistir a una contra-manifestación. Un gran
camión se paseó tocando a todo volumen temas de reggaetón con propaganda
del gobierno.
Se
trató de la tercera protesta en las últimas dos semanas contra el
presidente autoritario Nicolás Maduro. Las manifestaciones opositoras
han sido las mayores desde 2017, pero a diferencia de ese año violento,
el régimen ha permitido en gran medida que los ciudadanos marchen. Sin
embargo, la policía ha allanado barrios por la noche en busca de
partidarios de la oposición. Al menos 35 personas han muerto y más de
850 han sido detenidas, según organizaciones de derechos humanos como
Provea y el Foro Penal.
La
marcha opositora llenó las calles de miles de personas y pareció más
una celebración que una protesta. Cantantes de rap se tomaron fotos con
manifestantes, que caminaron con niños pequeños o perros. No hubo
protestantes encapuchados ni tampoco se vio el ambiente beligerante de
2017.
"Estamos
avanzando. Tenemos apoyo internacional y pronto abriremos un camino
para las elecciones", afirmó Nathalie Torres, comerciante de 37 años.
Caminó desde la barriada comercial de La Candelaria junto a otras tres
mujeres, todas vestidas con camisas blancas y sombreros tricolor. Al
menos una bandera de EE.UU. ondeaba en medio de los colores venezolanos.
Antonio
Uribe, profesor de contabilidad jubilado de 83 años, esperó desde las 9
a.m. bajo un sol abrasador para estar en primera fila durante el
discurso de Guaidó. Uribe reconoció que no se congregó tanta gente como
en marchas pasadas pero precisó que la gente no ha perdido la fe.
"Todos
estamos desesperados por un cambio", afirmó. "No hay agua, no hay
electricidad y los hospitales no tienen medicinas, pero hacemos lo que
tenemos que hacer".
Bastante
menos gente se reunió en el punto de encuentro para la marcha a favor
del régimen: cientos llenaron algunas cuadras, pese a los buses que
facilitó el gobierno para transportarlos. Varios de ellos eran empleados
públicos.
Mientras
Venezuela enfrenta una profunda escasez de productos de primera
necesidad como antibióticos, equipos de primeros auxilios y fórmula para
bebés, Maduro asevera que la ayuda es un pretexto para llevar a cabo
una invasión, enviada para humillarlo y debilitar a su presidencia. A
unos 65 kilómetros de Puerto Santander, donde se almacenan las
donaciones, sus fuerzas de seguridad utilizaron contenedores de
transporte y un camión con acoplado para bloquear un puente
internacional.
La
Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional señaló que
la primera fase de un programa de ayuda de 20 millones de dólares incluirá kits
de alimentos e higiene, suplementos nutricionales y equipos médicos de
emergencia. Lester Toledo, coordinador internacional de ayuda
humanitaria de Guaidó, informó que Brasil autorizó la instalación de un
centro de acopio en el estado fronterizo de Roraima y una isla caribeña
también permitirá el almacenamiento de víveres e insumos.
No
obstante, los esfuerzos de Guaidó para persuadir a los militares han
dado pocos resultados públicos: solo un general y dos coroneles, entre
miles de oficiales de alto rango, han desertado en las últimas semanas.
Ninguno controla tropas.
En
la manifestación a favor del gobierno en la Plaza Morelos de Caracas,
miles de asistentes vistieron camisas y sombreros de ministerios e
instituciones públicas.
"EE.UU.
se niega a entender que somos libres", manifestó Pedro Villegas, de 25
años y líder estudiantil del partido socialista PSUV de Maduro. "Guaidó
es un lacayo; ha sido impuesto por una agenda extranjera para robar el
poder".
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