BRASILIA.- El
presidente Jair Bolsonaro presentó este miércoles el proyecto de
reforma del sistema de jubilaciones, considerado vital para el
equilibrio financiero de Brasil, pero que enfrentará un arduo camino
legislativo antes de ser aprobado.
La
propuesta fue recibida negativamente por los mercados, que vaticinan
que negociaciones complejas y creen que sufrirá varias modificaciones
por parte de un Legislativo fragmentado, donde el gobierno precisará una
mayoría especial en ambas cámaras para aprobarlo.
La
Bolsa de Sao Paulo, que llegó a subir casi 1% movida por un entusiasmo
inicial, terminó cediendo 1,14%. El real, por su parte, osciló levemente
a la baja, y cerró en 3,72.
El
mandatario ultraderechista, de 63 años, llevó por la mañana al Congreso
el proyecto junto a su ministro de Economía, el ultraliberal Paulo
Guedes, y por la noche, en un discurso televisivo, insistió en la
necesidad de la reforma "para que el sistema no quiebre" y dijo que su
propuesta busca un esquema "más justo y para todos, sin privilegios".
"Respetaremos
las diferencias, pero no excluiremos a nadie. Y con justicia: quien
gana más, contribuirá con más. Quien gana menos, contribuirá con menos
todavía (...). Las personas de todas las clases van a jubilarse con la
misma edad", declaró.
El
proyecto establece una edad mínima de 62 años para las mujeres y 65
para los hombres. El equipo económico de Bolsonaro proyecta un ahorro en
la próxima década de 1,16 billones de reales (más de 300.000 millones
de dólares).
La
propuesta determina además que los brasileños que quieran jubilarse con
una pensión completa deberán contribuir durante 40 años con el sistema y
aumenta de 15 a 20 años el tiempo de contribución para recibir el
beneficio mínimo.
Brasil
es actualmente uno de los pocos países que no exige una edad mínima
para el retiro laboral. El régimen actual permite jubilarse a las
mujeres que cotizaron durante 30 años y a los hombres que lo hicieron
durante 35, sin una edad mínima, aunque el monto del beneficio mejora
para quienes prolongan su vida laboral.
El
gobierno montó un amplio dispositivo de comunicación para vencer las
reticencias de la población a un proyecto que endurece las reglas para
el retiro laboral.
Cerca
de 1.000 personas se manifestaron por la mañana contra el proyecto en
el centro de Sao Paulo, convocados por los principales sindicatos del
país que denuncian una tentativa de poner un "fin a la Previsión Social
en Brasil".
"Haremos
asambleas en las fábricas para explicar a los trabajadores que (...) si
no nos unimos para rechazar esta propuesta tendremos que trabajar hasta
morir, no podremos jubilarnos", aseguró Walmir de Morais, miembro de la
Central Única de Trabajadores (CUT), de 38 años.
El
economista Alex Agostini, de la consultora Austin Rating, dijo
que "todavía no da para evaluar si [la propuesta] es positiva o no",
pues "se trata del inicio de las discusiones".
"Recordemos
que una cosa es la lógica económica, otra es la lógica política. [Hay
que ver] cómo el Congreso recibirá la propuesta (...). Difícilmente el
gobierno logrará preservarla integralmente", añadió.
La
consultora británica Capital Economics coincidió en que se trata de un
plan "ambicioso", pero advirtió que "los antecedentes sugieren que el
proceso legislativo podría tomar tiempo" y que al final, el proyecto
podría salir "diluido" respecto a su formato actual.
El
propio Bolsonaro, un excapitán del Ejército conocido por posiciones
nacionalistas, votó contra la reforma de las jubilaciones de 2003, pero
este miércoles dijo que fue un error.
La
urgencia de reformar el sistema jubilatorio en un país en proceso de
envejecimiento concita consenso inclusive entre algunos sectores de la
oposición.
En 2018, un 9,2% de los 209 millones de brasileños tenía más de 65 años. En 2060, serán 25,5%, según proyecciones oficiales.
Bolsonaro
dispone en principio de una mayoría constituida por las bancadas de
varios partidos para aprobar esta reforma constitucional, que requiere
el voto de tres quintos de los escaños en la Cámara de Diputados (308 de
un total de 513) y en el Senado (49 de 61).
El
vicepresidente Hamilton Mourao dijo el martes que el gobierno cuenta
por ahora con 250 votos en la Cámara y que requerirá de "60 o 70 para
aprobar la propuesta".
El
impulso con el que el mandatario llegó al poder el 1 de enero se vio
afectado por disensos y denuncias de irregularidades en el manejo de las
cuentas electorales de su partido, que terminaron el lunes en la
destitución de un importante ministro.
Bolsonaro
también sufrió el martes su primera derrota legislativa, cuando la
Cámara de Diputados derribó un decreto presidencial que restringía el
acceso a la información pública dando a un mayor número de funcionarios
-y no sólo al presidente, vicepresidente y ministros de Estado- la
potestad de clasificar datos como confidenciales.
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