HONG KONG.- China podría pagar caro ganar la carrera del 5G. El Secretario de
Estado de EEUU está en Europa presionando a los políticos para que dejen
de utilizar tecnología de redes de Huawei. Pekín está gastando cientos
de miles de millones para sacar ventaja en la próxima generación de
telecomunicaciones, con el fin de beneficiar a sus grandes empresas.
Pero si hay obstáculos a las exportaciones, la factura para China podría
resultar muy elevada.
El secretario de Estado Mike Pompeo está
advirtiendo a los aliados sobre Huawei en un viaje a Europa central esta
semana. Es la última salva contra una empresa que ha suscitado
preguntas sobre seguridad desde Tokio a Praga. Envidia, dicen algunos.
La
República Popular de China está por delante de Estados Unidos en lo que
respecta a la tecnología 5G según algunas comparativas.
El país ha
gastado 24.000 millones de dólares más que las firmas estadounidenses en
infraestructura de comunicaciones inalámbricas desde 2015 y planea
invertir alrededor de 400.000 millones de dólares en el 5G en los
próximos años, según Deloitte.
El país ha erigido tres veces más torres
inalámbricas por persona que Estados Unidos.
La superioridad en
el mercado nacional podría allanar el camino para que China establezca
estándares a nivel mundial, permitiendo que las compañías chinas
desarrollen patentes y aplicaciones basadas en una tecnología diseñada
para conectar dispositivos a velocidades ultrarrápidas.
Sin embargo, la
apuesta es más arriesgada de lo que muestran las impresionantes cifras
de inversión.
Los
grupos de telecomunicaciones en la mayoría de los países aún no han
invertido abundantemente en el 5G por buenas razones, una de las cuales
es que hay pocas vías rápidas para recuperar los costes iniciales.
Pero
la estrategia de Pekín abarca a toda la industria: incluso si los
proveedores estatales de servicios como China Mobile no obtienen muchas
ganancias de la implementación, las compañías tecnológicas sí podrían
hacerlo.
Los fabricantes de equipos Huawei y ZTE, que según Credit
Suisse tendrían entre las dos una cuota del 25 al 30 por ciento en los
mercados externos, se beneficiarán de inmediato vendiendo equipos a
operadores extranjeros. Los consumidores también podrían beneficiarse,
ya que por lo general se considera que la tecnología china 5G ofrece una
buena relación calidad-precio.
Washington está tratando de
cortar estas líneas de ingresos. Si funciona, las autoridades chinas
podrían tener que depender de los operadores locales para invertir más
en las redes domésticas y compensar la diferencia. Supondría un fracaso
colosal de planificación industrial, y dejaría el coste en el mercado
nacional. También sería un mal augurio para el rendimiento de las
inversiones en aplicaciones y servicios relacionados. Tras haber ganado
la batalla de la inversión, para China sería duro perder la guerra.
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