WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Donald Trump, ha advertido al Gobierno de China de que "el robo de empleos y riqueza" a Estados Unidos "ha acabado", durante su discurso del Estado de la Unión ante la Cámara de Representantes.
"El robo de puestos de trabajo estadounidenses y de la riqueza de nuestro país ha acabado", ha indicado Trump, que ha culpado a los anteriores gobiernos estadounidenses por "permitir que esto ocurra".
Trump también ha señalado que tiene un "gran respeto" por el presidente de China, Xi Jinping, y ha subrayado que ahora ambos países están trabajando en un nuevo acuerdo comercial. El mandatario ha señalado que el nuevo acuerdo comercial debe incluir "cambios estructurales reales" para proteger los puestos de trabajo en Estados Unidos.
"Estamos
trabajando para dejar claro a China que tras años de ataques a nuestra
industria, y de robar nuestra propiedad intelectual, el robo de trabajos
y riqueza estadounidenses han llegado a su fin", dijo Trump.
El presidente señaló que "revertir décadas de políticas comerciales calamitosas" es una "prioridad primordial" para aprovechar el buen momento de la economía estadounidense, que calificó de "milagro".
Entretanto, Trump
presumió de estar recibiendo "miles de millones de dólares al mes de un
país -China-", gracias a la imposición de aranceles a sus productos por
valor de 250.000 millones, después de que este país nunca les
diera antes "un centavo".
"No culpo a China por aprovecharse de
nosotros, culpo a nuestros líderes y representantes por permitir que
ocurra esta parodia", añadió Trump.
El presidente también hizo
alusión en su discurso al nuevo pacto comercial entre EE.UU., México y
Canadá conocido como T-MEC que debe sustituir al que calificó de
"catastrófico" Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
"Durante años, los políticos prometieron que negociarían un mejor acuerdo. Pero nadie nunca lo intentó, hasta ahora", afirmó Trump.
EE.UU., México y Canadá firmaron el pasado 30 de noviembre el T-MEC,
que aún deberá ser ratificado por los Congresos de los tres países para
entrar en vigor. Trump quiso renegociar el TLCAN, en vigor desde 1994 y
que engloba un billón de dólares anuales en intercambios, por
considerarlo un "desastre", y ha presentado el nuevo pacto como un
enorme triunfo de su postura proteccionista en materia comercial.
Tras
presumir de política comercial, Trump pidió al Congreso que apruebe una
ley de "comercio recíproco" para que el Ejecutivo pueda imponer
aranceles a los países que graven los productos estadounidenses.
"Si
otro país impone aranceles injustos a los productos estadounidenses,
podremos cobrarles exactamente el mismo arancel por el mismo producto
que nos venden", afirmó.
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