ATENAS.- Para
Dimitra Dionysopulo, quien vive a la sombra de la Acrópolis, no hay
dudas sobre la "invasión" promovida por Airbnb en su barrio. "Ruido de obras, depósito de escombros en cada calle, y valijas con ruedas", dice la mujer de 50 años.
Dionysopulo vivió toda su vida en el distrito de clase media de Koukaki, que ahora se encuentra en el centro de una tormenta.
En 2016 fue nombrado el barrio de crecimiento más rápido para Airbnb a nivel global, con una expansión de nada menos que 800%.
¿El
principal atractivo? La corta distancia del uno de los más famosos
sitios arqueológicos del mundo, así como del moderno museo de la
Acrópolis.
Centenas
de departamentos en los viejos edificios de Koukaki están ahora en
oferta. Los alquileres se han duplicado y familias enteras han sido
desplazadas por propietarios interesados en el dinero fácil, dijo
Dionysopulo.
"Conozco a tres familias que ya se han marchado, y ahora estamos tratando de hallar un lugar para una cuarta", dijo.
Grecia
fue duramente castigada por la crisis económica de 2008 y los planes de
austeridad impuestos por la Unión Europea, y a raíz de ello perdió
aproximadamente un cuarto del PIB, con un espectacular aumento del
desempleo y una gigantesca deuda externa.
Dionysopulo no es la única que siente que el fenómeno Airbnb, como en otras grandes ciudades, está haciendo estragos.
Este
año las autoridades griegas decidieron exigir registros y aplicar
impuestos a los propietarios de apartamentos ofrecidos en Airbnb.
De
acuerdo con Angelos Skiadas, líder de la asociación griega de
inquilinos, la furia de Airbnb es de tal naturaleza que ha se ha
extendido a suburbios de Atenas sin ningún interés turístico.
"Los
propietarios piensan que es una cura para todos los males, que
resolverá sus problemas de por vida", dijo, y añadió que muchos usan
Airbnb como amenaza para elevar los alquileres.
La
falta de alquileres es particularmente grave en islas donde se torna
difícil hallar alquileres después de mayo, cuando comienza la temporada
turística, dijo Skiadas.
"Es una burbuja", dijo. "Las cosas se van a equilibrar", añadió.
El sector hotelero también menciona que la situación está fuera de control.
De
acuerdo con un estudio encomendado por la asociación comercial, hay más
de 76.000 propiedades en Grecia que están disponibles mediante
plataformas de alquiler compartido.
Este
estudio afirma que la caída en la disponibilidad ha impulsado un
aumento de 9,3% en los alquileres en un año, en una tendencia que afecta
de forma desproporcionada a los segmentos más pobres de la población,
como los jubilados.
En
una señal de que las cosas se aproximaron de un punto de saturación en
el barrio de Koukakis, este mes el gobierno interrumpió la construcción
de un edificio de nueve pisos, casi terminado, que incluía una vista
espectacular del Partenon.
Sin embargo, las opiniones sobre los alquileres en la modalidad Airbnb están divididas.
Stratos
Paradias, líder de la asociación griega de propietarios, alega que el
modelo ha ayudado a "revivir" el mercado inmobiliario.
Entre
2008 y 2017, los precios de las viviendas cayeron 40% y apenas
comenzaron a recuperarse el año pasado, de acuerdo con números del Banco
de Grecia.
"El
alquiler compartido es una institución que vino para quedarse. Crea
empleos e ingresos para la gente, muchos de los cuales no tienen otra
opción para pagar sus impuestos y deudas", dijo Paradias.
Además,
afirma, la modalidad "ha impulsado el turismo".
"Los hoteles no pueden
cubrir la demanda", añadió, y aseguró que a raíz de la crisis económica
había "decenas de miles" de propiedades vacías.
De
acuerdo con Airbnb, hay más de 8.000 apartamentos para alquilar apenas
en el centro de Atenas, a un precio promedio de 67 euros por noche,
incluyendo allí 1.200 pisos en distritos próximos de la Acrópolis.
Entre
los propietarios se incluyen chinos, rusos e israelíes, que se
beneficiaron de una "visa de oro" lanzada en 2013 y que garantizaba
derechos de residencia a quienes adquieran propiedades por más de
250.000 euros.
"En
algunos casos, han comprado bloques enteros de departamentos. Los
alquileres compartidos claramente impulsaron el mercado", dijo Lefteris
Potamianos, de la asociación de agencias inmobiliarias de Atenas.
Dionysopulo,
la fiel residente de Koukaki, también posee un apartamento que podría
ofrecer en Airbnb, pero se niega a dejar en la calle a su inquilino de
años, un empleado público, por cuestiones éticas.
"En
un país donde los precios suben y los ingresos caen, ¿cómo puede uno
aumentar el alquiler? Lamento decirlo, pero en Grecia no miramos la
escena general, apenas nos miramos a nosotros mismos", lamentó
amargamente.
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