ARGEL.- Una marea humana desfiló
este viernes en el centro de Argel por tercera semana consecutiva para
reclamar que el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, renuncie a
presentarse a un quinto mandato en las elecciones de abril.
Desafiando
las advertencias sobre el riesgo de "caos" formuladas la víspera por el
jefe de Estado, quien se encuentra hospitalizado en Ginebra, una
multitud de personas marcharon enarbolando las banderas blancas, verdes y
rojas del país.
En Argel la movilización fue muy superior a la de los
viernes anteriores, ya impresionantes, aunque es
difícil cifrar la participación, puesto que las autoridades no
proporcionan ninguna estimación sobre la cantidad de manifestantes.
Las plazas y las principales calles del país estuvieron llenas de gente durante horas.
En
Orán y Constantina, segunda y tercera ciudades del país
respectivamente, la movilización también fue muy importante, al igual
que en otras ciudades del país.
Las concentraciones coincidieron con la celebración del
Día Internacional de la Mujer, y entre los manifestantes había muchas de
ellas, de todas las edades, marchando en calma al grito de "Poder,
asesino", "Nada de quinto mandato, Buteflika" o "Mujeres contra el
quinto".
"El pueblo está aquí, de
todos los niveles sociales, de los niños a los viejos, todo el mundo
dice: 'No a un quinto mandato, váyase por favor, ni siquiera será
juzgado'", declaró uno de los manifestantes, Kamel, de 37 años.
Por
la tarde, la policía empleó gases lacrimógenos para dispersar a los
manifestantes que intentaban forzar un cordón policial que bloqueaba el
acceso a una arteria que conduce a la presidencia de la República.
Una vez la manifestación dispersa y cuando las calles se
vaciaban con la caída de la noche, policías y pequeños grupos de jóvenes
se enfrentaron, como ya ocurrió las dos últimas semanas al término de
las marchas.
Según la policía, en los
enfrentamientos resultaron heridos 112 de sus agentes, y 195 personas
fueron detenidas, sospechosas de "saqueos" y "vandalismo".
No se
registró ningún otro incidente notable durante la manifestación, que se
desarrolló en un ambiente pacífico, como ya ocurrió en las
manifestaciones anteriores, una máxima de esta protesta que comenzó el
22 de febrero.
Los argelinos no hicieron caso a las advertencias que hizo
Buteflika, de 82 años, el jueves. El presidente argelino, que presentó
su candidatura para un quinto mandato, se encuentra hospitalizado en
Suiza desde hace más de diez días y su regreso al país aún no fue
anunciado.
En su mensaje en ocasión
del 8 de marzo, el mandatario, presentado por sus partidarios como el
garante de la paz en el país, agitó el espectro del "caos" y denunció,
sin nombrarlos, a los enemigos "insidiosos" del "interior y el exterior"
y los que "conspiran" contra Argelia.
Buteflika, disminuido por
un ACV que tuvo en 2013, insiste en que no renunciará a su candidatura
para un quinto mandato en la elección presidencial del 18 de abril.
Pero la calle tampoco parece ceder, a pesar del llamado
del presidente a evitar una "tragedia nacional", alusión a la sangrienta
guerra civil de 1992 a 2002.
Aunque
las manifestaciones están prohibidas en la capital desde 2001, casi
cada día se producen protestas en Argel desde el inicio del movimiento,
algo insólito desde la primera elección de Buteflika al frente del
Estado, en 1999.
El entorno presidencial y
los dirigentes "no van a ceder, y tampoco nosotros cederemos" dijo el
jueves por la noche un taxista. En efecto los argelinos hablan
ahora sin tapujos de su movilización, de su hartazgo y de su
participación en las manifestaciones.
En las redes sociales se ha
extendido en los últimos días la etiqueta "#Mouvement_du_8_Mars"
(movimiento del 8 de marzo), exhortando a una movilización masiva en las
grandes ciudades de Argelia.
Igualmente circulan los "18 mandamientos de los
manifestantes del 8 de marzo", recordando el carácter pacífico de la
movilización, y exhortando a los manifestantes a hacer del viernes "un
día de fiesta" en el que imperen "el amor, la fe, las banderas argelinas
y las rosas".
En Argel se organizan además en las redes sociales
grupos de "brazaletes verdes", voluntarios que se ocupan de orientar y
vigilar a los participantes, para evitar incidentes, o dar los primeros
auxilios en caso de lanzamiento de gases lacrimógenos, además de limpiar
la vía pública tras la manifestación.
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