BRUSELAS.- La
Unión Europea no tenía idea de lo que había en la carta de Theresa May
sobre el brexit hasta que ella llamó al presidente de la Comisión
Europea, Jean-Claude Juncker, poco antes de dirigirse al Parlamento del
Reino Unido hoy a la hora del almuerzo.
Fue una sorpresa.
A
los principales diplomáticos de la UE que se habían mantenido
informados sobre las discusiones entre Londres y Bruselas en los últimos
días se les había dicho que May probablemente solicitaría una extensión
"híbrida": una corta si se aprueba el acuerdo la próxima semana y una
larga si no, dijeron los funcionarios.
El
diputado de facto de May también había dado esa impresión durante las
reuniones privadas en Bruselas el martes, dijeron los funcionarios. Eso
impulsó al principal negociador para el brexit de la UE, Michel Barnier,
a duplicar su insistencia en que solo se podría otorgar una extensión
larga si hubiera un nuevo "evento" importante en Gran Bretaña, como una
elección o un segundo referéndum.
Pero la carta de May no sugería nada por el estilo.
La
nota a la UE expone su plan para devolver el acuerdo al Parlamento por
tercera vez, con una extensión hasta el 30 de junio para dar tiempo a
una posible legislación pendiente. Esa fecha le permite al Reino Unido
evitar participar en las elecciones al Parlamento Europeo, que según la
UE es un requisito previo para cualquier demora que pueda extenderse.
El
plan A de la UE, incluso si los funcionarios creen que es poco
probable, todavía es esperar que el Parlamento británico respalde el
plan de May la próxima semana, justo a tiempo.
En
una cumbre celebrada en Bruselas el jueves, es probable que los líderes
permitan una extensión dependiendo de ese resultado, dijeron los
funcionarios.
Por eso el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk,
dijo que tal retraso "será posible" si la Cámara de los Comunes –que ha
rechazado dos veces el acuerdo– decide respaldarlo.
El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, dijo que es hora de ayudar un poco a los británicos.
Los
funcionarios de la UE dicen que ven un riesgo de catástrofe y el
ambiente en Bruselas es sombrío, ya que se dan cuenta de que May también
los ha arrinconado.
Tras
bambalinas, los gobiernos están instando a la UE a convocar a una
cumbre de crisis para el 28 de marzo, el día antes de que se produzca el
brexit, donde intentarán averiguar qué hacer a continuación.
Eso podría
implicar intentar persuadir a May de una extensión, independientemente
de las circunstancias, aunque solo sea para darles a ambas partes más
tiempo para planear una salida desordenada, dijo un funcionario.
A
pesar de que países como Francia y Bélgica juegan duro en público, los
funcionarios de la UE dijeron que evitar la calamidad de una salida sin
acuerdo el 29 de marzo es ahora la prioridad, y es muy poco probable que
expulsen al Reino Unido sin una red de seguridad, porque eso también
los perjudicaría.
Los
líderes saben que han esquivado tener que tomar la decisión realmente
difícil: qué hacer si el acuerdo de May no es aprobado. Esa decisión
histórica podría no suceder hasta 24 horas después de la salida
programada del Reino Unido, muy en línea con la tradición de la UE.
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