LONDRES.- El
escándalo sobre el dinero sucio que envuelve a los bancos europeos que
salieron airosos de la crisis está generando señalamientos dentro del
bloque. Los supervisores bancarios de la UE están investigando las
posibles fallas regulatorias a nivel nacional, pero los supervisores
nacionales están poniendo resistencia.
La
última evidencia sobre la demostración de fuerza se dio en el banco
central de Italia cuando solicitó a ING Groep NV que dejara de tomar
nuevos clientes en Italia debido a la debilidad aparente en los
controles internos del prestamista danés. Este desarrollo no es ideal si
Europa desea restaurar la confianza en su sistema financiero. Se
necesita un enfoque unificado.
ING
merece estar bajo estricto escrutinio luego de que los fiscales daneses
impusieran una multa de 775 millones de euros (878 millones de dólares) por
temas relacionados con lavado de dinero y prácticas corruptas. Sin
embargo, el banco central de Italia parece llegar tarde a la fiesta.
La
solicitud que plantea es el resultado de una investigación de cuatro
meses que inició en octubre 1 de 2018, un mes después de que se multara a
ING en Dinamarca. Si bien ING ha indicado que dará los pasos necesarios
para satisfacer a los italianos, resaltó que ya había anunciado pasos
adicionales en septiembre para mejorar sus controles.
Los
supervisores nacionales han tomado las riendas del problema y asumido
la responsabilidad de supervisar las filiales de los bancos locales -a
diferencia de la rama regulatoria del BCE que no tiene la potestad para
aplicar normas de lavado de dinero.
No obstante, al depender de los
reguladores locales, se corre el riesgo de llegar a una toma de decisión
fragmentada dentro de la UE. Los criminales usualmente se mudan a otro
país, lo que significa que el riesgo de dinero ilícito sigue presente.
Europa cuenta con un mercado único pero con 28 sistemas contra el lavado
de dinero, dijo un regulador.
Otra
consecuencia de un confuso enfoque país por país es el fomento de la
desconfianza en el sistema financiero de Europa, el cual se dirige hacia
la construcción de una unión bancaria pero aún le falta mucho para
llegar a dicho punto.
Existe mucha fragmentación entre las líneas
nacionales: solo 1 por ciento de los hogares europeos tiene un préstamo
con un banco extranjero y la cifra de corporaciones no financieras es 9
por ciento, de acuerdo con una investigación de Deutsche Bank.
Las
estadísticas de los depósitos transfronterizos son igual de escasas, 8
por ciento provienen de las corporaciones y casi ninguno de los hogares.
Si otros países siguen el ejemplo de Italia, la situación podría
empeorar.
Hay
otro enfoque supranacional que tiene sentido, ya sea para fortalecer la
unión bancaria o para proteger a los estados miembro de la UE de
amenazas de seguridad a todo el continente. Los poderes adicionales se
podrían entregar al BCE o a la Autoridad Bancaria Europea (ABE).
Bruegel, centro de reflexión con sede en Bruselas, sugiere un enfoque
que mejora la regularidad de las multas y aumenta su cantidad, al igual
que la publicación transparente de normas contra el lavado de dinero.
Sería de gran ayuda que las sanciones fueran mayores. En EE.UU., entre
2009 y 2016, la totalidad de las multas a bancos recaudadas por los
reguladores fue de 179.000 millones de dólares, en comparación con 20.000
millones en la UE, según la investigación realizada por el Parlamento
Europeo.
A
la luz de todos estos datos, no se puede culpar a los supervisores
bancarios de Italia por tomar una decisión unilateral. Sin embargo, a la
final, nuevamente está cerrando la puerta del establo cuando el caballo
ya se ha escapado. Es necesaria una limpieza más coordinada cuando hay
que lidiar con 28 establos distintos a través de Europa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario