WASHINGTON.- El déficit comercial de Estados
Unidos en 2018 ascendió a 621.000 millones de dólares, el más alto en
diez años, pese a la política de proteccionismo comercial del presidente
Donald Trump, informó este miércoles el Departamento de Comercio.
El dato supera ampliamente los 566.000 millones de dólares registrados en 2017.
En diciembre, el saldo negativo de la balanza comercial
creció a 59.800 millones, impulsado por el auge de las importaciones y
la caída de las exportaciones.
En total del año, las importaciones crecieron un 7,5 % mientras que las exportaciones aumentaron en menor grado, un 6,3 %.
El déficit comercial de 2018 es el mayor registrado por EEUU desde 2008, cuando se ubicó en 708.000 millones de dólares.
Respecto
a China, con quien Trump libra una agresiva batalla comercial, el saldo
negativo registró un nuevo récord al subir a 419.000 millones de
dólares el pasado año, casi un 12 % más que en el año anterior.
"Amo los aranceles", ha señalado de manera reiterada el presidente al defender su agresivo proteccionismo.
También
los déficit comerciales con México, que creció a 81.500 millones de
dólares, y con la UE que llegó a 169.300 millones, registraron máximos
históricos.
El presidente se salió el Tratado
Transpacífico (TPP), acordado por su predecesor, Barack Obama, con otras
11 naciones de la cuenca del Pacífico, nada más llegar a la Casa Blanca
en 2017; y forzó la renegociación el pasado año del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN), en vigor desde 1994 con Canadá y
México, por considerarlo un "desastre".
"La
Administración ha hecho dar a entender que una rápida modificación en
algunos de los acuerdos comerciales traerían de vuelta a la fuerza
laboral manufacturera, pero los problemas tienen más que ver con el
cambio tecnológico", afirmó Phil Levy, investigador del Chicago Council
on Global Affairs.
Este alza en el déficit comercial contrasta con una de las principales promesas electorales de Trump.
El
mandatario ha defendido su agenda de "Estados Unidos primero" con la
que ha prometido revitalizar la creación de empleos en el mercado
interno y reducir el déficit comercial que, a su juicio, responde a las
injustas políticas comerciales de sus socios.
No
obstante, los economistas consideran que la balanza comercial no es un
indicador significativo de la salud económica de un país.
Estados
Unidos, como primera economía mundial, suele ver cómo aumentan
históricamente los déficit durante las épocas de bonanza al incrementar
el apetito de los estadounidenses por las importaciones.
A
ello se suma la actual fortaleza del dólar, que aumenta su capacidad de
compra y desalienta la competitividad de los productos estadounidense
en el extranjero.
Precisamente, Estados Unidos vive un
momento de sólida expansión económica, con un crecimiento del 2,9 % en
2018, alimentado por el agresivo estímulo fiscal lanzado por Trump a
través del recorte de impuestos para las empresas y, en menor medida,
los trabajadores.
"Los mayores ingresos de los hogares
se han probado definitivamente como uno de los grandes impulsores de
las importaciones. El resultado ha ido casi en la dirección opuesta a lo
que la Administración ha querido", dijo Pooja Sriram, economista de
Barclays, en una nota a sus clientes.
Si se excluyen
los servicios, sector en el que Estados Unidos registra un superávit, el
déficit comercial solo de bienes aumentó un 10 %, hasta los 891.000
millones de dólares, el más alto desde que se tienen registros.
Los
mercados financieros recibieron con cierta indiferencia el dato
comercial de 2018, y el Dow Jones de Industriales, el principal
indicador de Wall Street, bajaba un 0,09 % a la espera de avances en las
conversaciones comerciales con China.
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