MANAGUA.- Álvaro Amador regatea
precios, estudia marcas y reduce la lista de compras con las que trata
de abastecer un pequeño comercio, su única fuente de ingreso tras perder
su empleo en una maquila durante la crisis que vive Nicaragua.
Ese
hombre fornido, de 37 años, trabajó 17 en una fábrica y, cuando lo
despidieron a fines de 2018, se reinventó como pequeño comerciante con
la liquidación.
"He hecho negocios pequeños como vender refrescos y
helados que me han ayudado a sostener a mi familia", cuenta mientras
intenta "buscar lo más barato" en el mercado de Mayoreo, al este de
Managua.
El comerciante novel es uno de los más de 400.000
nicaragüenses que perdieron su trabajo por la crisis iniciada en abril
de 2018 por las protestas antigubernamentales, cuya represión dejó al
menos 325 muertos, centenares de detenidos y miles de exiliados, según
gremios empresariales y organismos humanitarios.
"En mi calle casi
todos están pegados (conectados ilegalmente)" a la red eléctrica, "ya
no se pueden pagar esos recibos altos", se queja Rosa, vecina de un
barrio de Managua, cuyos ingresos de unos dos dólares diarios por la
venta de ropa usada no alcanzan para otros gastos que la comida.
El alto costo de la vida
se palpa en los mercados donde vendedores y compradores comparten la
misma lucha por sobrevivir. En el de Mayoreo, el segundo más importante
del país, los comerciantes estiman que las ventas bajaron un 50% en el
último mes y tratan de mantenerse a flote reduciendo su margen de
ganancia, haciendo ofertas o descuentos.
"Se trata de sobrevivir
mientras pasa esta crisis", dice Erving Treminio, de 44 años, dueño de
una distribuidora de alimentos y bienes de limpieza e higiene personal,
en ese mercado.
Consultores para el
Desarrollo Empresarial (Copades), un centro privado de estudios
económicos, proyecta un valor de la canasta básica de 436 dólares a
marzo de este año, con un salario promedio nacional estimado en 350
dólares.
Según Copades, una
reforma tributaria recién aprobada para cubrir el déficit fiscal de 315
millones de dólares del país ha provocado parte de los aumentos de
precios de alimentos y otros bienes de consumo.
Entre enero y
marzo hubo tres bajadas y nueve alzas de precios en los combustibles,
según el monitoreo del Instituto Regulador de Energía (INE).
El aumento de precios en la economía "va a elevar entre
dos y tres puntos porcentuales" la inflación interanual de marzo,
estimada en un 8%, uno de los índices más altos en los últimos años,
observa Copades.
El presidente de Copades, el economista Nestor
Avendaño, prevé una caída del 10% en el Producto Interno Bruto (PIB)
para este año.
"Es grave, es un retroceso de casi 10 años", advierte Avendaño, que fue ministro de Economía en los años 80.
La
Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES),
ligada al sector privado, anticipa por su parte una contracción del PIB
de entre el 7 y el 11%, mientras que el gobierno sitúa en un 1% la
caída de la economía.
El año pasado la contracción fue del 4% con una inflación del 3,9%, según los gremios empresariales.
La
reforma tributaria y la del seguro social que el Parlamento aprobó en
febrero "restan liquidez a las empresas, reducen las tasas de ganancia y
elevan los precios al consumidor", afirma Avendaño.
El
experto considera crucial una conclusión exitosa del diálogo entre el
gobierno y la oposición, que negocian la liberación de opositores presos
y la democratización del país, para evitar sanciones internacionales y
restablecer la confianza en la economía, lo que permitiría detener la
fuga de depósitos bancarios, calculada en más de 1.000 millones de
dólares en 2018.
La crisis que envuelve al
país desde abril empezó con protestas contra una reforma de la
seguridad social que derivó en la demanda de renuncia del presidente
Daniel Ortega, acusado por opositores de corrupción y de instaurar una
dictadura familiar.
Estados Unidos aprobó en diciembre la
denominada como Nica Act, que condiciona el acceso de Nicaragua a
créditos internacionales, mientras que la Eurocámara pidió sanciones y
el eventual retiro de Nicaragua del acuerdo comercial de la Unión
Europea con Centroamérica.
Si hay sanciones como la Nica Act "sería desastroso"
porque la economía se contraería "fácilmente en un 20%, y eso
prácticamente nos conduce a la puerta de entrada de una situación
anómala como la que vive Venezuela", vaticina Avendaño.
En un
escenario sin salida política a la crisis, "la economía puede seguir
funcionando otros seis meses, pero el gobierno tendría que utilizar las
reservas del Banco Central (...) Eso implica el desplome porque no hay
préstamos y tendrá que recurrir a la emisión de dinero", sostiene el
economista.
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