jueves, 7 de marzo de 2019

Las elecciones tailandesas dan voz a los radicales

BANGKOK.- El budismo es uno de los pilares tradicionales de la sociedad tailandesa y subyace a muchos aspectos de la vida en el país, pero los monjes tienen poca influencia sobre el Estado en comparación con la monarquía y los militares. 

La aparición del Partido Pandin Dharma para disputar las elecciones del 24 de marzo apunta al surgimiento de una franja de la sociedad tailandesa que no comparte la visión de la religión del sistema monárquico-militar y expresa una creciente antipatía hacia el islam.
“Me uní a este partido por su propuesta de proteger la religión”, dice Sirima “Grace” Sarakul, de 36 años, la modelo, que aspira a un escaño en el Parlamento como candidata del Partido Pandin Dharma.
La amenaza para el budismo, según creen los partidarios del Pandin Dharma, proviene de autoridades seculares a quienes acusan de acosar a los monjes y de preocuparse más por la pequeña minoría musulmana de Tailandia que por la religión que profesa más del 90 por ciento de los tailandeses.
“El Estado ha tratado a los monjes con mano dura”, se queja el exmonje Korn Medee, de 47 años, líder del partido cuyo nombre significa Tierra de Enseñanza Budista. “El Gobierno ha favorecido abiertamente a la otra religión sobre el budismo”, dice.
La Oficina Nacional de Budismo del Gobierno se negó a comentar estas acusaciones o el auge del nacionalismo budista, alegando que se trata de un asunto de seguridad nacional.
Otros dos partidos que se declaran budistas en las elecciones están alineados con la junta militar, que ha impuesto medidas para controlar los 40.000 templos de Tailandia argumentado la necesidad de abordar unos escándalos que van desde la corrupción hasta el sexo y el asesinato.
Paiboon Nititawan, de 65 años, del promilitar Partido de Reforma Popular, rechaza a Pandin Dharma como “budistas no auténticos”.
“Nuestro partido ni siquiera habla de la religión en sí, sino de aplicar las enseñanzas de Buda”, dice.
La prolongada fractura política de Tailandia entre el sistema institucional y el populismo del ex primer ministro Thaksin Shinawatra se refleja en la religión.
El budismo tailandés se divide en dos fraternidades: el popular Mahanikaya y el más conservador Thammayut, vinculado a las instituciones y más influyente desde que lo fundara un rey del siglo XIX.
“Ha habido un conflicto de intereses entre facciones dentro de la sociedad monástica y el gobierno militar”, dijo el académico budista Somrit Luechai. “Mientras los monjes permanezcan bajo el control centralizado del Estado, este conflicto no terminará e incluso podría intensificarse”.
La religión no ha estado entre los temas candentes de cara a unos comicios que se presentan en gran medida como un enfrentamiento entre partidos que apoyan al líder de la junta respaldada por los poderes institucionales, Prayuth Chan-ocha, y los aliados de Thaksin.
Pero un sistema electoral diseñado para ayudar a los partidos más pequeños, 81 de los cuales se han presentado a las elecciones, ha dado más espacio a los grupos de interés.
Vestidos de blanco para destacarse como devotos laicos del budismo, Sirima y otro exmonje, Boonyatilert Sara, de 45 años, se encontraron con público receptivo en la provincia de Pathum Thani, donde la expansión del norte de Bangkok da paso a los campos de arroz.
“El budismo ha estado decayendo en este país”, dijo Yuttana Suksa-ard, de 66 años. “Un partido así puede ayudar a purificar la religión”.
Pandin Dharma acusa al gobierno militar de atacar injustamente a los monjes dirigentes, por los registros en templos importantes como el gigantesco complejo de Dhammakaya, en Pathum Thani, por supuestos escándalos.
El partido quiere convertir formalmente al budismo en la religión del Estado y dar más apoyo a los templos.
“Quiero proteger la religión y para eso necesitamos poder legislativo”, dijo Boonyatilert. “En la vecina Myanmar, los budistas saben bien cuál es su religión y pueden defenderla. Aquí no”.
Aunque Pandin Dharma rechaza enérgicamente las acusaciones de ser antimusulmán, se queja de que los musulmanes reciben demasiada ayuda estatal.
Quiere que los asentamientos budistas patrocinados por el Estado en las provincias meridionales de mayoría musulmana ayuden al regreso de los budistas que se fueron a causa de una insurgencia que ha durado décadas.
Banjob Bannaruji, uno de los candidatos del primer ministro del partido, elogió a Wirathu, un monje radical de Myanmar, y en una publicación de 2015 preguntó: “¿Sucumbiremos todos y permitiremos que el Islam se apodere del país o necesitamos que los monjes de Myanmar nos ayuden?”.
Las autoridades tailandesas han sido duras con los monjes que expresan puntos de vista antimusulmanes, obligando a uno a que colgara los hábitos en 2016.
Pero algunos temen que el nacionalismo budista también pueda convertirse en una amenaza para las centenarias comunidades musulmanas.
“Antes, solo se trataba de un montón de enemistades personales contra el Islam expresadas en internet, pero ahora estos movimientos dispersos se están definiendo más”, dijo Zakee Pitakumpol, académico de la Universidad Príncipe de Songkla y subsecretario del Shayj al-islam, el líder espiritual islámico de Tailandia.
El Partido Pandin Dharma solo aspira a 145 de los 350 escaños esta vez y Korn minimiza las posibilidades de obtener un gran éxito, al señalar que el partido no tiene suficiente dinero para carteles y que se basa en las redes sociales y en la campaña puerta a puerta.
“Incluso aunque no obtengamos ningún escaño, al menos ahora tenemos una plataforma”, dijo.

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