LONDRES.- La primera ministra británica, Theresa May, intentará volver a someter a
votación el acuerdo del Brexit la próxima semana, aunque explora al
mismo tiempo la posibilidad de dar a elegir a los diputados vías
alternativas si el pacto vuelve a ser rechazado.
El Gobierno británico
trabaja contra reloj para cumplir el plazo que le ha otorgado la Unión
Europea (UE), hasta el 12 de abril, para ratificar el tratado de salida o
bien proponer una nueva hoja de ruta que resulte aceptable al resto de
líderes comunitarios.
Si el Parlamento continúa rechazando el acuerdo, que ya ha sido
tumbado en dos ocasiones por amplia mayoría, el Reino Unido tendrá ante
sí tres opciones: abandonar el bloque sin un pacto, cancelar su salida o
solicitar una prórroga más larga.
Esa extensión adicional solo se concedería si acepta participar en
las elecciones europeas de finales de mayo y justifica además cuáles son
sus planes para ese tiempo añadido. Por ejemplo, convocar otro
referéndum, unos comicios o negociar una relación más cercana con la UE,
al estilo de Noruega.
El próximo lunes, diputados conservadores y laboristas esperan votar
una enmienda diseñada para forzar al Parlamento a pronunciarse sobre
esas diversas opciones.
Ante la perspectiva de que los parlamentarios tomen el control del
proceso del Brexit, el Ejecutivo estudia convocar él mismo una votación
con varias posibilidades si no logra ratificar el acuerdo, según han
revelado medios británicos.
Fuentes del Gobierno han asegurado al canal Sky News que se
está diseñando un voto para dar a elegir a los diputados siete vías
distintas, entre ellas cancelar el Brexit, celebrar otro referéndum,
salir sin acuerdo de la UE y mantener al Reino Unido integrado en el
mercado único. Con todo, el objetivo principal de la conservadora May es
todavía lograr que la Cámara de los Comunes respalde el pacto.
Para ello, prevé pasar el fin de semana tratando de convencer a la
facción más euroescéptica de los “tories”, el norirlandés Partido
Democrático Unionista (DUP) y a diputados laboristas elegidos por
circunscripciones favorables al Brexit de que cambien de postura a
última hora y voten a favor de su acuerdo.
El tratado fue tumbado por 230 votos en enero y por 149 este mes, por
lo que una victoria de May en una eventual tercera votación iría en
contra de la mayoría de los pronósticos.
La primera ministra puede intentar convencer a sus socios del DUP
concediendo más poder a la Asamblea norirlandesa en las futuras
negociaciones sobre la relación comercial con la UE.
Los líderes comunitarios, sin embargo, advirtieron el jueves a May de
que “cualquier compromiso unilateral, declaración u otro acto por parte
del Reino Unido debe ser compatible con la letra y espíritu del acuerdo
de salida”.
Los analistas han interpretado ese párrafo como una alerta a la
primera ministra para que no pacte con el DUP disposiciones que
desvirtúen el controvertido mecanismo de salvaguarda para evitar una
frontera entre las dos Irlandas.
El Gobierno debe encontrar además una fórmula para sortear el veto
impuesto la semana pasada por el presidente de la Cámara de los Comunes,
John Bercow, que no permitirá una tercera votación del acuerdo del
Brexit si no han variado los términos del pacto.
Aunque algunas voces creen que el cambio en la fecha de salida
prevista puede ser una modificación suficiente para superar el listón de
Bercow, el Ejecutivo no ha detallado cuál será su estrategia.
El secretario de Estado para el Brexit Kwasi Kwarteng se limitó a
recalcar este viernes en el Parlamento que el Gobierno está decidido a
convocar una nueva votación sobre el pacto la próxima semana. “No voy a
decir hoy la hora exacta y el momento en el que tendrá lugar”, esgrimió
Kwarteng ante las preguntas de los diputados.
Un portavoz de May puntualizó que la votación se celebrará cuando el
Gobierno tenga “una perspectiva realista de éxito”, mientras que los
medios especulan con la posibilidad de que se produzca el martes o el
miércoles.
Antes del viernes, se prevé además que May presente ante la Cámara de
los Comunes y la de los Lores una propuesta para retirar de la ley
británica la fecha del 29 de marzo como el momento en el que la
legislación comunitaria dejará de aplicarse en el Reino Unido.
El representante del Reino Unido ante la UE, Tim Barrow, confirmó
este viernes a las autoridades comunitarias que Londres acepta el 12 de
abril como plazo máximo para su salida del bloque si no se ha aprobado
un acuerdo y el 22 de mayo en caso de que el Parlamento británico
ratifique el pacto.
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