MADRID.- El ministro español de Asuntos Exteriores UE y Cooperación, Josep Borrell, ha
afirmado este domingo que Estados Unidos, que propició la proclamación
de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, no pensó que
Nicolás Maduro "iba a demostrar esa resiliencia".
Borrell ha reconocido que se vive una situación
"peculiar" y "atípica" porque España reconoce como legítimo a un
presidente encargado que no tiene el control del territorio y la
administración, que está en manos de un "Gobierno de facto" a quien
España no reconoce legitimidad democrática.
Así, ha
confirmado que España va a considerar "representante personal" de Guaidó
a su enviado para España, Antonio Ecarri, porque "no se puede tener dos
embajadores". De este modo, ha dejado claro que España no va a expulsar
al embajador nombrado por Nicolás Maduro.
De hecho, ha afirmado que, en caso de que algún español
tenga algún problema en Venezuela, con quien se trata es con ese
"gobierno de facto", que es quien tiene el control del territorio y la
administración. "Tenemos que estar presentes allí, a lo mejor otros
países no tienen tantos intereses", ha justificado.
Borrell
ha reconocido que la situación que se ha creado no está "prevista en
los manuales de Derecho Internacional", precisamente porque no se pensó
que, cinco semanas después, Maduro seguiría en el Gobierno, pero ha
señalado que el Gobierno español tiene que "trabajar en ese marco".
Con
todo, ha negado que el Gobierno esté "haciendo seguidismo" de Estados
Unidos, y ha recalcado que el PP le llama "chavista" y ERC "esbirro de
Trump".
"Si estuviéramos haciendo seguidismo estaríamos en el Grupo de
Lima", ha replicado. Con todo, ha puesto en valor que este Grupo también
ha dicho ahora que no quiere una intervención armada.
Sin
embargo, también ha remarcado que Estados Unidos no la ha descartado y
"el jefe del comando sur americano se está paseando por la frontera
entre Colombia y Venezuela, que no es muy tranquilizante".
Ahora
que Guaidó está tratando de volver a Venezuela, ha señalado que hay una
declaración de la UE "advirtiendo de las consecuencias que tendría
coartar su libertad de movimiento" y ha señalado que en ese caso la UE
seguiría "con presión política y condena".
"Nosotros, otros pueden tomar
otra clase de medidas, que espero que no ocurran porque hay remedios
peores que la enfermedad", ha remachado.
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