GINEBRA.- La Unión Europea y
Estados Unidos libran desde hace años ante la OMC una guerra comercial
sin cuartel sobre las ayudas estatales a Airbus y Boeing, los dos
gigantes de la aviación mundial, y cuyo resultado sigue siendo incierto.
En
1992, después de años de ataques comerciales por la dura competencia
entre ambos, los estadounidenses y los europeos firmaron una tregua que
prohibió cualquier tipo de apoyo público a la producción de aviones
civiles de más de 100 plazas pero autorizaba ayudas para la
investigación.
En el marco de un sistema europeo para apoyar a Airbus, el
acuerdo permitía otorgarle al grupo préstamos limitados al 33% de los
costes de desarrollo global de cada programa.
En el caso de
Boeing, las ayudas a la investigación, financiadas por agencias del
gobierno estadounidense como la NASA o el departamento de Defensa,
estaban limitadas, según el acuerdo, al 3% de la facturación anual del
sector aeronáutico de Estados Unidos.
Pero en 2004, un año después
de que Airbus superará a su competidor en el mercado de la aviación
civil (en número de entregas de aviones), el gobierno del presidente
George W. Bush decidió retirarse del acuerdo.
El 6 de octubre de
2004 Estados Unidos interpuso una demanda ante la OMC contra las
subvenciones de los gobiernos europeos a Airbus, ilegales según
Washington.
Bruselas reaccionó el mismo día con otra demanda en la OMC contra las ayudas estadounidenses a Boeing.
En
2005, el órgano de resolución de diferendos de la OMC empezó a examinar
las dos denuncias tras el fracaso de la negociación entre las partes.
Vista
la complejidad del caso, no fue hasta 2010 que la OMC transmitió su
decisión sobre la denuncia de Boeing contra Airbus, condenando a la UE
por algunas de sus ayudas, consideradas como "subvenciones a la
exportación".
Una años después la OMC publico su informe sobre las
ayudas a Boeing. Los jueces estimaron también que algunas ayudas eran
subvenciones, contrarias a las reglas del comercio mundial.
Desde
entonces ambas partes siguen enfrentadas en la OMC con argumentos
técnicos y jurídicos muy complejos, en el marco de juicios en apelación y
de los llamados "procesos de puesta en conformidad".
Durante estos procesos, la OMC verifica que Estados Unidos y Europa aplican realmente las decisiones de la organización.
Este
conflicto comercial, en el que están en juego miles de millones de
euros y de dólares, es el más largo y el más complejo de la historia de
la OMC.
En 2014, los europeos añadieron otra capítulo al caso, con
una denuncia ante la OMC sobre las ayudas del estado de Washington, en
la costa pacífica y donde se encuentra la principal fábrica de Boeing, a
la producción del Boeing 777X.
En estos años, tanto Estados
Unidos como la Unión Europea dijeron estar dispuestos a negociar, la
mejor solución según los expertos.
Ya en 2009 el analista Nick
Cunningham, de Evolution Securities, advertía que empezar a aplicar
medidas de represalia llevaría a una "destrucción mutua" de los dos
gigantes de la aviación.
Sin embargo ahora parece difícil llegar a
una tregua como la de 1992, en un contexto de nuevas amenazas de
Washington de imponer aranceles a Airbus y a otros productos europeos si
Bruselas no pone fin a algunas de sus subvenciones a Airbus.
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