MADRID.- El presidente socialista español, Pedro Sánchez, emergía tras las
inconclusas elecciones del domingo con opciones para mantenerse en el
poder, aunque se enfrentará a meses de negociaciones para formar
gobierno en un nuevo parlamento muy fragmentado.
En unos de los comicios más disputados del país en décadas, el auge
del partido nacionalista Vox dividió el voto de la derecha, en un
reflejo de la fragmentación de otros parlamentos europeos donde los
partidos tradicionales han tenido que ceder terreno a nuevos grupos
antisistema.
Esto, a su vez, ayudó a los dos principales
partidos de izquierda, los socialistas de Sánchez y el partido
antiausteridad Unidas Podemos, a alzarse con un mayor número de escaños
que el bloque de derechas, aunque no los suficientes como para formar
una mayoría bipartidista.
“Hemos hecho que pase, el PSOE ha
ganado las elecciones generales y con ello ha ganado el futuro y ha
perdido el pasado”, dijo a los simpatizantes que celebraban la victoria
en la sede del partido en Madrid coreando “Viva España” y “Viva el
socialismo”.
El resultado electoral podría recibirse con cierto
alivio entre los partidarios de una mayor integración de la Unión
Europea antes de las elecciones al Parlamento Europeo del 26 de mayo por
el temor que despertaba que el partido nacionalista y euroescéptico Vox
se hiciese con una fuerte cuota de poder en España.
La fuerza
liderada por Santiago Abascal obtuvo uno de cada diez votos y 24
escaños, convirtiéndose en el primer partido de extrema derecha en tener
una presencia significativa en el parlamento nacional desde el regreso
de España a la democracia en la década de 1970, aunque podría no jugar
finalmente el papel de bisagra que confiaba tener.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, abrió inmediatamente la puerta a conversaciones de coalición con Sánchez.
“Le
he expresado nuestra voluntad de trabajar para un gobierno de coalición
de izquierdas”, dijo Iglesias ante sus partidarios en Madrid, añadiendo
que para lograr esa coalición se necesitará mucho “tiempo” y
“paciencia”.
Los socialistas y la formación morada quedarían a
11 escaños de la mayoría absoluta y salvar esa distancia requerirá de
pactos con los nacionalistas vascos y otros pequeños partidos. En la
madrugada del lunes, no estaba todavía claro si también necesitaría el
apoyo de los diputados sececionistas catalanes, la rica región que
intentó separarse de España hace dos años.
“Pedro Sánchez está
en una buena posición”, dijo Pablo Simón, profesor de ciencias políticas
en la Universidad Carlos III de Madrid.
Un
acuerdo de gobierno será complicado y, ciertamente, no se concretará
antes de las elecciones al Parlamento Europeo del mes que viene, añadió.
Sánchez parece tener dos
opciones para armar una coalición. Si quiere gobernar con Podemos, los
últimos datos provisionales muestran que necesitará el apoyo de partidos
más pequeños o al menos su abstención. Necesitaría que al menos uno de
los diputados separatistas catalanes se abstenga, aunque esto podría
cambiar cuando se anuncien los datos definitivos en la primera quincena
de mayo.
Las cosas serían más fáciles para Sánchez de no
necesitar el apoyo de los separatistas catalanes, que derribaron su
gobierno en minoría y pusieron la cuestión de la independencia de
Cataluña en el foco de la campaña electoral. Se trata de un asunto
extremadamente delicado que en ocasiones ha desconcertado a inversores
de la zona euro y al resto de la UE.
Alternativamente, Sánchez
podría recurrir a Ciudadanos, un partido de centro-derecha. Aunque él y
el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, tienen puntos de vista muy
diferentes sobre Cataluña y ambos descartaron formar una alianza durante
la campaña, persisten los rumores de que el dúo podría llegar a un
acuerdo de coalición. Rivera repitió tras conocer los resultados que
estaría la oposición.
Los
españoles votaron con participación cercana al récord tras una campaña
más dominada por temas como la identidad nacional y los derechos de las
mujeres que por la economía.
Son las terceras elecciones
generales en los últimos cuatro años. Las dos anteriores disolvieron el
dominio que ejercieron durante décadas los dos grandes partidos
tradicionales, PSOE y PP, y no cabe descartar una repetición de los
comicios.
Por partidos, los socialistas de Sánchez ganaron con
123 escaños de los 350 asientos del Congreso. Los conservadores del
Partido Popular (PP) quedaron segundos con 66 escaños pero sufriendo una
auténtica debacle desde los 137 de los comicios de 2016. Por el
contrario, Ciudadanos, de centro-derecha, incrementó su presencia en 25
diputados hasta los 57 escaños. El partido antiausteridad Unidas Podemos
y sus aliados logran 42 escaños y el ultraderechista Vox, 24 escaños.
Simpatizantes del PSOE reunidos ante la sede del partido en Madrid coreaban “Viva España” y “Viva el socialismo”.
Para
el PP fue una noche desastrosa al perder más de la mitad de los escaños
en el Congreso y perder el control del Senado a favor de los
socialistas.
En España, temas como la inmigración o el
euroescepticismo, dominantes en el discurso político de otros países, se
vieron eclipsados por la cuestión de la unidad territorial y la amenaza
que representa el movimiento de independencia en Cataluña.
La
economía, con uno de los crecimientos más destacados de la zona euro,
pasó a un segundo plano en las campañas de todos los partidos.
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