lunes, 8 de abril de 2019

May ofrece la unión aduanera a los laboristas para evitar el caos

LONDRES.- La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, espera reiniciar las negociaciones del Brexit con el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, para arrancar un compromiso a un plan común que pueda llevar a Bruselas el próximo miércoles en la cumbre de líderes europeos. El posible acuerdo pasaría por la fórmula de que Reino Unido siga formando parte de la unión aduanera para que el Partido Laborista apoye el acuerdo de Brexit de May en una futura cuarta votación en el Parlamento británico.

La permanencia en la unión aduanera ha sido durante mucho tiempo, rechazada por Theresa May, como otras líneas rojas que ha traspasado la premier en el divorcio con la Unión Europea. Y ha sido, desde que Jeremy Corbyn cogió la rienda de los laboristas, la principal idea fuerza del veterano líder para condicionar el Brexit y la futura relación de Reino Unido con el bloque comunitario.
Esta fórmula se encuadraría dentro de lo llamado de un Brexit ordenado, pero ni mucho menos sería la opción más suave. Seguir dentro de la unión aduanera supone evitar la aplicación de aranceles con el bloque comunitario y asumir los aranceles con regiones terceras como propios. En la práctica, implica mantener la libre circulación de mercancías y productos, pero dista bastante de seguir siendo miembro del mercado único europeo.
La permanencia en el mercado común supone la libre circulación de capitales y personas. May ha defendido restringir el libre movimiento de trabajadores europeos dentro de la frontera del Reino Unido. Algo que también lleva implícita la propuesta de Corbyn. Aunque haya sintonía en este aspecto, la unión aduanera supone traspasar una de las líneas rojas que se había marcado May porque su aceptación supondría que Reino Unido no podría negociar acuerdos comerciales con terceros países fuera del bloque.
A dos días para que se celebre la cumbre de líderes europeos en Bruselas, donde el bloque comunitario tiene que decidir si la partida del Brexit termina el próximo 12 de abril o se reparten más cartas en forma de prórrogas condicionadas, las negociaciones entre Conservadores y Laboristas se encuentran en un punto crítico. El ministro de Hacienda, Philip Hammond, y pro europeo, ha dicho durante el fin de semana que los contactos con el Partido Laborista no debía tener líneas rojas.
Más allá ha ido hoy, el ministro de Exteriores, Jeremy Hunt, sustituto de Boris Johnson, a su entrada a la reunión preparativa de la cumbre del miércoles junto al resto de ministros europeos. Hunt, uno de los brexiteros del gabinete de May, ha asegurado que no habrá líneas rojas en las negociaciones, lo que es decir mucho para un partidario de la ruptura a las bravas y ha insinuado que el Gobierno estaría abierto a un compromiso de la unión aduanera, informa The Guardian. "No tenemos mayoría en el parlamento, por lo que tenemos que recurrir a otros partidos para buscar un acuerdo que nos permita aprobar al Brexit como lo exige la ley. Y no tiene sentido negociar con líneas rojas porque de lo contrario no tiene sentido tenerlas", ha dicho.
Durante el fin de semana, May defendió su decisión de pactar con Corbyn para redactar un nuevo plan para abandonar la UE y advirtió de que sin el apoyo laborista el Reino Unido nunca podría abandonar el bloque comunitario.
Pero las negociaciones no son tan fáciles como ponerse de acuerdo para firmar el Brexit. El compromiso de unión aduanera se sitúa en las negociaciones futuras entre el Reino Unido y la UE sobre la relación que se mantendrá tras el divorcio y no afecta al actual escollo en el que está atorado actualmente el Brexit. El gran problema que existe es que Theresa May no tiene suficiente capital político para garantizar a Corbyn que si firma su acuerdo de Brexit, el Gobierno británico negociará en los dos próximos años de transición una unión aduanera. Y mucho más cuando May ha prometido irse a los partidarios de un Brexit duro si se aprueba el Brexit.
La unión aduanera tampoco soluciona el problema con la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, ya que no evita que renazca la división entre las dos zonas y ponga en peligro los acuerdos de paz.
Con acuerdo o sin acuerdo con los laboristas. May se presentará el miércoles en Bruselas con la propuesta de una nueva prórroga para el Brexit hasta el 30 de junio. Sin embargo, desde Bruselas se baraja la idea de una extensión más larga de al menos 12 meses para condicionar la política interna de Reino Unido y que aparezcan nuevas mayorías parlamentarias. Aunque todavía no es oficial, el ofrecimiento a May va a pasar porque Reino Unido celebre elecciones europeas. La participación en los comicios es el peor temor para los euroescépticos quedando el país otra vez bajo el paraguas de la Unión Europea.
May ha confirmado hoy que antes de la cumbre visitará Berlín y París para reunirse con Angela Merkel y Emmanuele Macron. Los dos líderes europeos ejemplifican a la perfección la postura dentro de la Unión Europea. La canciller alemana es partidaria de ser compresiva con Reino Unido y ser flexible para asegurar un Brexit ordenado. Mientras el presidente de Francia es partidario de no eternizar el Brexit y afrontar una salida caótica. 
Este lunes, el debate se reanudará en la Cámara de los Lores sobre un proyecto de ley destinado a obligar al gobierno a buscar una extensión para evitar una salida sin acuerdo. May se va a enfrentar a la furia de los brexiteros, primero por negociar con Corbyn, y segundo por traspasar otra de las líneas rojas, las elecciones europeas.

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