JARTUM.- Las fuerzas armadas
sudanesas derrocaron el jueves al presidente Omar al Bashir y anunciaron
un Consejo militar de transición que permanecerá en el poder por dos
años, una decisión que no contentó a los miles de manifestantes que
siguieron en las calles para lograr el fin del régimen.
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) instaron a los militares a integrar a civiles en la transición.
El teniente general Awad Ibnouf, hasta ahora ministro de
Defensa, prestó juramento como líder de esta instancia en presencia del
máximo representante del sistema judicial, en un acto retransmitido por
la televisión.
Al mismo tiempo, miles de sudaneses se manifestaban
por la noche ante el cuartel general de las fuerzas armadas, ignorando
el toque de queda nocturno impuesto por el ejército.
Los
manifestantes cantaban su eslogan "¡paz! ¡Justicia! ¡Libertad!" mientras
llenaban el extenso complejo de Jartum por sexta noche consecutiva.
Awad
Ibnouf anunció la suspensión de la Constitución de 2005, el cierre de
las fronteras y del espacio aéreo y el estado de emergencia en todo el
país.
Omar al Bashir, de 75 años, que desde hace diez años se
enfrenta a dos órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI)
por crímenes de guerra, contra la humanidad y genocidio en la provincia
de Darfur, gobernó su país con mano de hierro durante tres décadas.
El
ministro de Defensa sudanés añadió que el consejo militar declaró un
cese al fuego nacional, que incluye la zona en guerra de Darfur, Estado
de Nilo Azul y Estado de Korforán del Sur en donde el gobierno combate a
minorías étnicas rebeldes.
Sudán, uno de los países más pobres
del planeta y desgarrado por décadas de guerra civil, estará sometido a
un toque de queda nocturno durante un mes, añadió el ministro.
En las calles de la
capital, una multitud desafiaba esa orden, a pesar de que el ejército
reiteró su advertencia al caer la noche.
"¡Cayó el régimen! ¡Cayó
el régimen!", gritaron durante horas miles de manifestantes que desde el
sábado acampan delante del cuartel general de las Fuerzas Armadas en
Jartum.
"La sangre de nuestros hermanos no se derramó en vano" dijo un manifestante, decidido a permanecer en las calles.
"El
toque de queda comienza a las 22:00 (20:00 GMT) hasta las 04:00 y todo
el mundo debe respetarlo por su propia seguridad", señaló un comunicado
gubernamental.
"La gente no quiere un consejo militar de
transición" declaró en un tuit Alaa Salah, la estudiante que se
convirtió en el "icono" del movimiento. "Queremos un consejo civil para
llevar adelante la transición", añadió.
El secretario general de
la ONU, Antonio Guterres, pidió que la transición en Sudán cumpla con
las "aspiraciones democráticas" de su pueblo.
La
movilización de miles de sudaneses se inició por la decisión del
gobierno de triplicar el precio del pan el 19 de diciembre en medio de
una crisis económica.
Un mínimo de 49 personas han muerto en esas manifestaciones desde diciembre.
La
Alianza para la Libertad y el Cambio, que reagrupa a los diferentes
grupos opositores a Bashir, denunció en un comunicado un "golpe
conducido por el régimen" y pidió que continúen las manifestaciones.
"El
régimen organizó un golpe militar presentando las mismas caras (...)
contra las que nuestra gente se rebeló", indicó el texto.
Poco
antes del anuncio de destitución de Bashir, el poderoso servicio de
inteligencia, brazo de la represión de las manifestaciones que sacuden
al país desde diciembre, anunció la liberación de todos los prisioneros
políticos del país.
En Jartum, los
organizadores de la protesta pidieron a la población que preservaran los
bienes públicos y privados y que no atacaran a los militares.
Pero
en el este del país los manifestantes ingresaron en un edificio de los
servicios de inteligencia en Kasala, según testigos, luego de que los
oficiales presentes rechazaran liberar a los detenidos.
En las ciudades de Madani, Gadaref, Puerto Sudán, Al Obeid y Kasala también había importantes concentraciones de manifestantes.
Se produjo una intrusión similar en Puerto Sudán (este), indicaron testigos.
Desde
el sábado los manifestantes resistieron en varias ocasiones a los
intentos del poderoso servicio de inteligencia, NISS, de dispersarlos
con gases lacrimógenos, en vano, según los organizadores de la protesta.
Estados Unidos y países europeos pidieron una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.
Egipto,
un vecino clave de Sudán, aseguró que daba "apoyo total a las
decisiones del pueblo sudanés" y pidió a "la comunidad internacional que
lo apoye en esta fase histórica crucial".
La Unión Africana, por su parte, reaccionó indicando que
"el golpe militar no es la respuesta adecuada a los desafíos que
enfrenta Sudán y a las aspiraciones de su pueblo".
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