PARÍS.- Diversos disturbios se han registrado en las calles de París, con
enfrentamientos entre radicales y la policía, durante la manifestación
de los "chalecos amarillos", la vigésimo tercera desde que se inició
este movimiento de protesta contra el Gobierno de Emmanuel Macron.
Tras
un inicio pacífico de la manifestación a última hora de la mañana, los
actos violentos comenzaron al acercarse a la plaza de la República de la
capital, lugar previsto para el final de la protesta. A las cuatro de
la tarde ya se habían detenido a 227 personas.
Diversos radicales, con la cara oculta, comenzaron a destrozar
mobiliario urbano y escaparates, lo que motivó la intervención de las
fuerzas del orden, que respondieron con gases lacrimógenos y bolas de
goma. Varios vehículos fueron incendiados, al igual que papeleras y
paradas de autobús, mientras que muchos de los manifestantes continuaban
su ruta hacia la céntrica plaza.
El Gobierno francés había previsto un dispositivo de 60.000 agentes
en todo el país en previsión de los posibles actos violentos, que no se
repetían en las manifestaciones de los “chalecos amarillos” desde el
pasado día 16. Pero según los datos del Ejecutivo, unos 2.000
manifestantes radicales estarían activos en París.
El pasado sábado fueron solo 15 los arrestados en la capital, según
datos de la Prefectura de París recogidos por la televisión BFM. Los
primeros arrestos se realizaron por posesión de material prohibido y se
produjeron en los controles de seguridad, según fuentes policiales.
Sin embargo, más tarde se han producido disturbios que la Policía
atribuye a “grupos violentos” y se ha confirmado ya la utilización por
los agentes de gas lacrimógeno y de las polémicas pelotas de acero
recubiertas de goma o ‘flashball’, unos proyectiles lanzados con armas
conocidas técnicamente como Lanzador de Bolas de Defensa (LBD). Uno de
los puntos con mayor tensión ha sido el de la Plaza de la República.
El primer ultimátum de los “chalecos amarillos” fue el pasado 16 de
marzo, cuando se produjeron importantes disturbios principalmente en la
región de los Campos Elíseos, donde se saqueó y quemó el histórico
restaurante Fouquet.
Desde entonces las autoridades han prohibido parcialmente las
marchas, pero los “chalecos amarillos” han mantenido el nivel de
movilización.
Las autoridades han alertado del riesgo de disturbios durante este
Acto XXIII de los “chalecos amarillos” y el viernes el ministro del
Interior, Christophe Castaner, informó del despliegue de 60.000 policías
y gendarmes en todo el país. Además, ya el sábado, la Policía ha
emplazado a los “chalecos amarillos” ha diferenciarse claramente de los
“grupos violentos”.
Uno de los líderes del movimiento, Jérôme Rodrigues, se ha lamentado
por el “desgraciado” incendio del pasado lunes que devastó la cubierta
de la Catedral de Notre Dame de París, pero ha advertido de que no debe
servir para distraer la atención del debate político.
“Es una estrategia del Gobierno para vendernos mejor su programa
electoral, que acabamos de denunciar durante la manifestación”, ha
declarado.
En París son dos las marchas que han sido autorizadas, mientras que
las autoridades han prohibido varios recorridos más. También se han
prohibido manifestaciones en Lyon, Burdeos o Toulouse, donde
precisamente se han producido momentos de tensión y la Policía ha
empleado gas lacrimógeno para dispersar la protesta.
Las movilizaciones de los ‘chalecos amarillos’ comenzaron en
noviembre para protestar contra la subida de los impuestos al diésel y
en diciembre alcanzaron su punto álgido con las protestas contra la
represión de las manifestaciones hasta el punto que el presidente,
Emmanuel Macron, anunció un paquete de medias económicas para mejorar
las condiciones de vida de la clase media y trabajadora.
A través de las redes sociales se habían lanzado consignas de
extremar la protesta, que en esta ocasión se presentó como un
“ultimátum” al Gobierno, en vísperas de que Macron desvele el próximo
jueves las medidas que piensa adoptar para responder a este descontento.
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