martes, 9 de abril de 2019

La disputa comercial de Trump con China ahoga a Europa

LONDON.- Donald Trump usa indiscriminadamente el comercio como arma para obtener lo que quiere. Mientras intenta lograr lo que él llama un acuerdo "épico" para el pueblo estadounidense, ha aplicado aranceles sobre bienes chinos que representan 250.000 millones de dólares.

Ahora está aplicando una estrategia similar contra Europa, justo cuando se está preparando para iniciar negociaciones comerciales con EE.UU. El presidente propone imponer aranceles sobre 11.000 millones en importaciones de la Unión Europea, presumiblemente en respuesta al subsidio que la UE ofreció a Airbus SE, rival de Boeing Co. 
Bajo estos escenarios donde aparece un punto muerto, uno pensaría que Pekín y Bruselas -las dos principales víctimas de la ira de Trump- se acercarían bajo una unión de complicidad. Sin embargo, eso no está sucediendo pues la UE tiene sus propias cuentas que ajustar con China.
Bruselas reconoce que los subsidios estatales injustos de Pekín, las transferencias de tecnología y su fuerte proteccionismo lo han convertido en un "rival sistémico". La cumbre entre la UE y China generará discursos cálidos pero es poco probable que se resuelvan desacuerdos comerciales que aún existen entre ambas partes tras seis años de negociaciones tensas sobre un acuerdo de inversión.
El mundo de la robótica ayuda a explicar por qué la UE se siente maltratada. En 2017, Midea Group Co., de China, compró al fabricante alemán de robots, Kuka AG. Estos hechos generaron mucha angustia entre políticos y empresarios, pero ninguna firma local presentó una contrapropuesta. 
El temor de que tecnología de alta calidad saliera del país fue mitigado por las promesas chinas de que mantendrían cuanta fuera posible en Alemania. Ahora el director ejecutivo ha dimitido y se están dando recortes que avivan la preocupación de un cambio estratégico bajo la dirección china.
Sobra decir que China no permitiría que una negociación de este porte sucediera en su propio suelo. Las restricciones de inversión extranjera son más estrictas que en la UE, en cualquier sector, de acuerdo con el Centro Europeo de Estrategia Política.
De manera más amplia, existe una sensación de un campo de juego extremadamente desequilibrado. Las empresas europeas se quejan del cierre de los mercados, de la restricción a los trabajadores extranjeros y de una protección insuficiente de la propiedad intelectual. 
Estas quejas son similares a las que surgen en EE.UU., donde Trump frecuentemente culpa a China por aprovecharse de EE.UU. La ley que propone China en inversión extranjera satisfará pocos de los requerimientos de acceso recíproco de la UE.
Para presionar la apertura de Pekín, Bruselas ha adoptado el contoneo de EE.UU., aunque aún presta algo de atención a instituciones multilaterales como la Organización Mundial del Comercio y está muy cerca de desatar una guerra de aranceles.
La UE ha revelado un sistema de revisión de inversiones extranjeras, aunque no es tan estricto como el de su contraparte estadounidense que bloqueó la venta de un negocio de Royal Philips NV de componentes de iluminación por 2.800 millones, por razones de seguridad nacional. Jefes de estado y formuladores de políticas han optado por un vocabulario fuerte. 
El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió que la "ingenuidad" europea ha llegado a su fin. Poco a poco la UE se dirige hacia una posición más unida a pesar de sus divisiones, tal y como lo he descrito en otro artículo.
Es difícil sentir confianza sobre los grandes cambios a corto plazo. La posición de Europa llega, en cierta medida, muy tarde y de manera muy agresiva, como lo señala Jean-Francois Di Meglio, cofundador del Centro Asia ubicado en París. 
El entorno político no contribuye a una gran reforma de la OMC o a mejores relaciones bilaterales. Las elecciones del Parlamento Europeo en mayo podrían dar impulso a una mayor participación populista. Parece que la estrategia por ahora es permanecer en un extraño punto medio.
Aun así, es irónico que la propia posición de tono duro de Trump sobre las inversiones chinas sea tan similar a la más reciente dirección que adoptó la UE. Europa está construyendo nuevos marcos y adoptando posiciones unificadas sobre la inversión china, pero evidentemente existe una coincidencia entre el pensamiento de Bruselas y de Washington en lo que tiene que ver con Pekín. Lo demás dependerá de Trump.

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