BUENOS AIRES.- La
economía argentina vivió esta jornada un "miércoles negro" con la bolsa
en caída, la prima de riesgo por encima de los 900 puntos básicos y una
nueva escalada del precio del dólar, lo que confirma la incertidumbre
por el futuro a corto y medio plazo del país, que está en recesión desde
hace un año.
Por
primera vez desde marzo de 2014, el nivel de riesgo país que mide el
banco estadounidense JP Morgan -con el que se evalúa el nivel de
capacidad de pago de la deuda soberana- se colocó camino de los 1.000
puntos, tras haber cerrado el martes en los 860 y en una jornada en la
que la divisa nacional ha vuelto a desplomarse.
Aunque
otras monedas emergentes sufrieron este miércoles un nuevo embate ante
el dólar -la lira turca ha caído al nivel más bajo en seis meses-, el
peso argentino vuelve a confirmarse como la más débil al caer en un solo
día un 3,47 % ante el dólar.
La
divisa estadounidense, en cambio, acumula una subida del 119 % desde
abril de 2018, cuando la suba de los tipos de interés en Estados Unidos
comenzó a atraer allí capitales que se fugaban de los países en
desarrollo.
Todo
esto se suma al descenso esta jornada del 3,82 % en el índice de
referencia de la Bolsa de Buenos Aires, a las fuertes pérdidas de las
acciones argentinas en EE.UU y a la caída de la rentabilidad de los
bonos soberanos, cuando restan apenas seis meses para la celebración de
elecciones presidenciales.
"El
mundo duda que por ahí los argentinos queremos volver a atrás y eso le
da mucho miedo al mundo. Entonces, aumenta el Riesgo País, toman
posiciones más defensivas, pero yo creo que están equivocados", expresó
en declaraciones radiofónicas el presidente argentino, Mauricio Macri,
cuya popularidad lleva meses cayendo en picado en las encuestas producto
de la crisis económica.
Para
el mandatario, que en varias entrevistas ha deslizado que se presentará
a los comicios de octubre, la desconfianza inversora es fruto del temor
a que regrese al poder el peronismo, en especial la corriente
kirchnerista, encabezada por la expresidenta Cristina Fernández
(2007-2015), quien todavía no ha confirmado si se lanzará a la carrera
electoral.
"La
duda es infundada porque no vamos a volver atrás, los argentinos
entendimos que la magia no existe, que el mesianismo nos lleva a
destruir la sociedad", reiteró Macri, que continuamente critica la
política económica de su antecesora, principalmente por su aislamiento,
por las trabas a la compra de divisa extranjera, los actos de corrupción
y por no erradicar el histórico déficit fiscal.
Estos
días se cumple un año desde que la economía argentina comenzó a
descalabrarse tras una racha de cinco trimestres consecutivos de
subidas. Un tiempo marcado también por la aceleración de la inflación,
que en marzo último fue del 4,7 % respecto de febrero y del 54,7 %
interanual.
La
devaluación -con abruptos ciclos de caídas que el Ejecutivo combate con
altas tasas de interés y subastas programadas de dólares-, sumada a la
fuerte sequía que afectó al campo, llevaron al Gobierno a pedir en mayo
pasado al Fondo Monetario Internacional (FMI) un préstamo por tres años
por unos 57.000 millones de dólares.
Un
plan de ayuda financiera que conlleva fuertes ajustes para alcanzar el
equilibrio presupuestario para 2019, objetivo que Macri considera
indispensable para dejar de depender del capital externo.
Pero
lo cierto es que a pesar de haber volcado sus esperanzas en la ayuda
del FMI, el país sigue sin recuperar la confianza y la oposición alerta
de que quien sea el próximo presidente, tendrá que afrontar graves
problemas para pagar la deuda emitida por el actual Gobierno, que se
estima en más de 190.000 millones de dólares.
"No
alcanza solamente con la explicación del presidente Macri de 'como
Cristina va a ganar las elecciones, entonces el riesgo país aumenta'. Es
poco serio para los argentinos que sufren diaria y cotidianamente esta
política económica", criticó hoy el diputado kirchnerista Agustín Rossi
en una sesión de la Cámara Baja.
Según
lamentó el legislador, que ya adelantó su intención de presentarse a
los comicios, nadie sabe "a ciencia cierta qué es lo que va a pasar
mañana en la economía argentina".
Esta
situación se da justo una semana después de que el Gobierno lanzara un
paquete de medidas para frenar la inflación, como la suspensión de los
'tarifazos' en la electricidad, el gas y el transporte y el
congelamiento de precios de diversos productos esenciales.
Pero
siete días después, las contradicciones en torno a cuándo y en qué
lugares los ciudadanos podrán encontrar esos precios cuidados no hace
sino embarrar el terreno y acrecentar las dudas de los economistas, los
inversores y de los más damnificados, los ciudadanos de a pie.
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