WASHINGTON.- Estados Unidos y China celebrarán en
los próximos días nuevas rondas de negociaciones comerciales en Pekín y
en Washington, según informó la Casa Blanca en un
comunicado.
Los negociadores estadounidenses,
liderados por el representante de Comercio Exterior, Robert Lighthizer, y
el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, viajarán a Pekín para una
ronda que empezará el día 30 de abril.
Por su parte, el viceprimer ministro de China, Liu He, estará en Washington para nuevas reuniones a partir del 8 de mayo.
"Los asuntos de las negociaciones de las próximas semanas abarcarán
cuestiones comerciales, como la propiedad intelectual, transferencias
forzosas de tecnología, barreras no arancelarias, agricultura,
servicios, compras y su cumplimiento", dijo la Casa Blanca.
Las delegaciones se verán así por tercera y cuarta vez desde un
encuentro a finales de febrero en Washington tras el que el presidente
estadounidense, Donald Trump, afirmó que se encontraban "muy cerca del
acuerdo" comercial con China.
Trump llegó incluso a
sugerir que él y su homólogo chino, Xi Jinping, darían la bendición al
pacto en una cumbre en su Mar-a-Lago, su mansión de Florida, antes de
que acabase el mes de marzo.
Más prudente, en la
última ronda celebrada a principios de abril en Washington, Trump
aseguró que su equipo estaba "muy cerca" de alcanzar un acuerdo y que
esperaba saber en "las próximas cuatro semanas" si podía programar la
cumbre con Xi.
EE.UU. y China llevan negociando desde
diciembre para tratar de contener la guerra comercial en la que se
implicaron el año pasado como consecuencia de la agenda proteccionista
de Trump, quien ha criticado duramente las políticas comerciales del
gigante asiático.
Trump advirtió a finales del año
pasado de que, si no alcanzaba un acuerdo con China antes del 1 de
marzo, elevaría del 10 % actual al 25 % los aranceles que aplica a las
importaciones chinas por valor de 200.000 millones de dólares.
Ese plazo se extendió finalmente más allá de esa fecha límite, y las
conversaciones han cobrado ritmo, con una visita a Pekín la semana
pasada de una delegación estadounidense, seguida por este viaje a
Washington de Liu y su equipo.
Desde diciembre, Pekín
ha adoptado medidas de buena voluntad, como la bajada de aranceles a
los vehículos importados de EE.UU., la reanudación de la compra de soja o
la presentación de un proyecto de ley para prohibir la transferencia
forzada de tecnología.
Pero, como condición para no
recrudecer sus aranceles a China, que afectan desde textiles y alimentos
hasta a combustibles, Washington quiere también que Pekín se comprometa
a cambios estructurales en su economía para, entre otras cosas,
proteger la propiedad intelectual de las empresas estadounidenses.
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