TAIPÉI.- Separada por poco más de 130 kilómetros de una China en
meteórico ascenso, Taiwán busca ayuda internacional para contrarrestar a
su vecino, cuyo "expansionismo" es "un problema para todos los países
democráticos", asegura su ministro de Asuntos Exteriores, Joseph Wu.
Wu, de 64
años, tomó el timón de la diplomacia isleña en 2018, año en que Burkina
Faso, la República Dominicana y El Salvador rompieron lazos con Taiwán
para establecerlos con China.
Ante esa difícil tesitura, Wu pilotó una campaña para
consolidar las 17 alianzas diplomáticas restantes y afianzar el apoyo de
Estados Unidos, que se concretó ese mismo año con la firma de una
legislación que permite a funcionarios estadounidenses viajar a la isla y
reunirse con sus pares, así como un aumento de la venta de armamento y
el fortalecimiento de los lazos militares bilaterales.
"Sin
la hostilidad china, Taiwán no necesitaría una política de autodefensa
ni apoyo externo", afirma Wu, principal cerebro de esta estrategia y
mano derecha de la actual presidenta isleña, Tsai Ing-wen, del
independentista Partido Demócrata Progresista (PDP).
Asimismo,
Wu avanza que va a establecer lazos con la Corporación Financiera de
Desarrollo Internacional de Estados Unidos, un fondo de 60.000 millones
de dólares que Washington pretende usar como herramienta financiera para
hacer frente al avance de China.
Este canal se une al
de las empresas de construcción isleñas y el Banco Centroamericano de
Integración Económica y el Interamericano de Desarrollo, con los que
Taiwán coopera para apoyar a sus aliados.
La isla
asegura buscar "beneficios directos" mediante proyectos agrícolas,
educativos, médicos y de capacitación profesional, y también presta
socorro en caso de desastres naturales.
"Si hemos
ayudado a Venezuela, en la que ni siquiera tenemos una oficina
representativa, ¿qué no haremos por los aliados?", plantea Wu, que es
doctor en Ciencias Políticas por la universidad estadounidense de Ohio.
En
la actualidad, los lazos con sus aliados -de los cuales nueve se
encuentran en Latinoamérica y el Caribe- "se mantienen estables" pese a
la percibida creciente presión de China, que utiliza su poderío
económico "con ambiciones estratégicas y políticas".
China,
por su parte, sigue empeñada en la idea de la reunificación bajo la
fórmula de "un país, dos sistemas", similar a la que rigen las
relaciones del gigante asiático con Hong Kong y que permite a la
excolonia británica disfrutar de ciertas libertades democráticas que no
existen en la parte continental.
Para conseguir tal
anhelada meta, el presidente chino, Xi Jinping, advirtió en enero de que
no renunciaría al uso de la fuerza y que se reservaba la opción de
tomar "todas las medidas necesarias".
Pero la oferta china no es, a ojos de Wu, atractiva para Taiwán, pues la isla perdería su autogobierno y derechos democráticos.
"De
China no sólo hay que escuchar las palabras sino mirar los actos, y la
experiencia de Hong Kong es aleccionadora", manifiesta.
Es
más, el jefe de la diplomacia isleña ve a Taiwán al frente de una
cruzada en defensa de la democracia ante el autoritarismo, y reitera que
el expansionismo chino "no es sólo el problema de Taiwán, sino de todos
los países democráticos".
"Si Taiwán cae en manos de
China, mañana le tocará a otro país", incide, y recuerda que "Taiwán es
un país independiente, con una presidenta, un parlamento y un sistema
económico, monetario, diplomático y militar" que debe preservarse.
Por
otra parte, Wu no alberga dudas sobre la fidelidad del sostén que le
ofrece el Gobierno estadounidense y destaca al vicepresidente, Mike
Pence, como "el gran aliado de la democracia isleña".
"El
apoyo estadounidense ha sido constante y creciente", proclama Wu, sin
esconder que esta alianza se extiende al campo militar pero también al
diplomático, con el objetivo de que Taiwán pueda ingresar en organismos
internacionales.
Sin embargo, desde la llegada al
poder de Tsai en 2016, Taiwán ha sido excluida de participar en la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Mundial de
la Salud (OMS), la Interpol y la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático ante la presión de China, que sigue
considerando a la isla parte de su territorio.
Mientras,
Taiwán se declara un país soberano e independiente bajo el nombre
oficial de "República de China (Taiwán)" y afirma que no necesita
declarar su independencia porque ya es independiente y la República
Popular China nunca ha tenido jurisdicción efectiva sobre la isla.
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