MANAGUA.- Familiares de los manifestantes
antigubernamentales que murieron hace un año en Nicaragua en el marco de
las protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega clamaron
justicia para las víctimas.
La Asociación Madres de
Abril (AMA) demandó transparencia para las víctimas que han dejado las
protestas contra el Ejecutivo, entre ellos los 21 que fallecieron hace
hoy un año, y sostuvo que los casos de sus familiares no quedarán en la
impunidad.
"Un año que no tenemos justicia. No hay ninguna persona
detenida en el caso del asesinato de mi hijo", dijo a periodistas
Francisca Valdivia, madre del universitario Franco Valdivia, quien murió
de un disparo hace un año en la ciudad de Estelí (norte).
Aseguró que seguirá en la "lucha" hasta obtener justicia por su hijo,
que estudiaba tercer año de derecho y dejó en la orfandad a una niña de
cinco años.
La madre contó que el padre y la hermana
del universitario se marcharon al exilio tras recibir amenazas de
muerte, al igual que los familiares de otro universitario asesinado ese
mismo día en Estelí, Orlando Pérez Corrales.
"Las autoridades de aquí quieren callar, tapar todo lo que pasó y que uno como familiar no hable, no ponga denuncia", lamentó.
Por su lado, la opositora Alianza Cívica, que es la contraparte del
Gobierno en una mesa de negociación que se encuentran suspendida desde
el pasado 3 de abril, recordó que un día como hoy, hace un año, fue el
tercer día de protesta contra Ortega y dejó un saldo de 21 muertos,
entre ellos el adolescente Álvaro Conrado.
Conrado,
de 15 años, fue asesinado cerca de la estatal Universidad Nacional de
Ingeniería (UNI), en Managua, y junto a otros heridos, se les negó
atención médica en diversos hospitales públicos por "órdenes
superiores", recordó esa coalición en una declaración.
El caso de "Alvarito", como se le conoce en Nicaragua, es emblemático
porque resume las escenas violentas desde el estallido social del 18 de
abril de 2018, con cientos de muertos en protestas que iniciaron de
forma pacífica y ningún funcionario procesado.
Álvaro
Conrado Avendaño, padre del adolescente, dijo a periodistas que
continuará en la "lucha" hasta que se esclarezca la muerte de su hijo y
se haga justicia.
El menor decidió repartir agua
entre otros universitarios que protestaban contra Ortega, cuando recibió
un balazo en la garganta que, según los testigos, fue ejecutado por un
francotirador de la Policía Nacional, y, aunque sobrevivió al impacto,
murió porque no se le permitió ingresar a dos hospitales.
Desde entonces, sus últimas palabras, "me duele respirar", se
convirtieron en un grito de reclamo de los manifestantes autoconvocados.
La familia del joven, que era un estudiante y atleta destacado de
secundaria, ha señalado como responsable del fallecimiento a la ministra
de Salud, Sonia Castro, además del que le disparó.
Por su lado, la presidenta de la Asociación Madres de Abril (AMA),
Francys Valdivia, declaró que Dios pedirá "cuenta por la sangre
derramada, se acuerda de los oprimidos y no olvida su clamor".
Como Asociación, agregó, no olvidarán a sus parientes y seguirán
"luchando con el ejemplo de nuestros familiares" hasta conseguir
justicia.
Ricardo Pérez, hermano del universitario
Orlando Pérez, asesinado también hace un año, dijo que "la justicia de
Dios vendrá, yo se que sí".
El Gobierno y la Alianza
Cívica por la Justicia y la Democracia culminaron el pasado 3 de abril
una negociación para superar la crisis, sin acuerdos en temas de
justicia y democratización, aunque dejaron la puerta abierta para seguir
las conversaciones.
Los delegados del Ejecutivo
pidieron un tiempo para reflexionar sobre los puntos de verdad,
justicia, reparación y no repetición, además de democratización y
reformas electorales.
Nicaragua atraviesa una grave
crisis que ha dejado 325 muertos desde abril de 2018, de acuerdo con la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque algunos
grupos elevan a 568 las víctimas mortales, mientras que el Ejecutivo
solo reconoce 199 y denuncia un intento de golpe de Estado.
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