PEKÍN.- El presidente de Rusia, Vladímir
Putin, declaró hoy que el Kremlin baraja la posibilidad de entregar
pasaportes exprés no solo a los ucranianos residentes en Donetsk y
Lugansk, sino a todos.
"En general pensamos en la
posibilidad de entregar los pasaportes mediante mecanismo simplificado a
los ciudadanos de Ucrania" y no solo a los residentes en Donetsk y
Lugansk, manifestó Putin en Pekín durante un encuentro con medios de
prensa rusos.
Rusia decidió el pasado miércoles entregar por la vía
exprés la ciudadanía a los residentes prorrusos del revuelto este de
Ucrania para "defender sus derechos".
El mandatario
ruso consideró que una decisión como esta no representaría una carga
financiera que pudiese afectar a los jubilados rusos y otras personas
que reciben asistencia social.
"Al debatirse este
tema, especialmente a la hora de hacer 'cuentos de horror' sobre el
presupuesto ruso, sobre los beneficiados por la asistencia social,
pienso que estas versiones son lanzadas por personas o fuerzas políticas
que no desean que Rusia apoye a las personas que viven en Donbás",
señaló.
Incluso, Putin indicó que no descartaba la
posibilidad de que los residentes de Donbás pudiesen optar tanto por la
jubilación rusa como por la ucraniana, algo que calificó de
"teóricamente posible".
"Si tenemos en cuenta que
esta gente vive bajo las balas y en sus huertos periódicamente estallan
bombas, yo pienso que nuestros jubilados, muchos de los cuales pasaron, y
todavía recuerdan la guerra y comprenden en qué condiciones vive esta
gente, no lo considerarán una injusticia social", argumentó.
Por ello, según el presidente ruso, "si alguien allí además recibe la
jubilación ucraniana, pues que dios le bendiga. Eso son unos 6.000
rublos (menos de cien dólares)".
Según el decreto
firmado por el presidente ruso, los residentes permanentes de las
autorproclamadas y separatistas repúblicas de Donetsk y Lugansk, tienen
derecho a obtener la ciudadanía rusa "en un plazo que no superará los
tres meses" a partir del día de entrega de la petición.
Esta decisión del Kremlin despertó fuertes críticas y condenas
inmediatas no solo en Ucrania, donde tanto el presidente saliente, Petró
Poroshenko, como el electo, Vladímir Zelenski, coincidieron en
calificarla de agresión e injerencia, y llamaron a la comunidad
internacional a recrudecer las sanciones contra Moscú.
Además de Ucrania, a las condenas se sumaron EEUU y la UE, los cuales
consideran que el decreto afectará el cumplimiento de los acuerdos de
Minsk.
Kiev estima que esto puede servir como excusa
para una futura intervención militar rusa en esta región o para que los
enfrentamientos deriven en conflictos congelados semejantes a los de
las separatistas regiones georgianas de Abjasia y Osetia del Sur o la
moldava Transnistria, en las que Rusia entregó unilateralmente su
nacionalidad a los separatistas locales.
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