miércoles, 1 de mayo de 2019

La locura del fin de los tiempos / Guillermo Herrera *

Lo vemos todos los días en las telenoticias, y no nos damos cuenta de la causa. De pronto hay personas que pierden la cabeza y cometen atrocidades. La más común de todas es asesinar a su pareja a incluso a su propia familia. Antes se llamaba “violencia doméstica” y ahora la llaman “violencia de género”. Los menos peligrosos sólo se matan a sí mismos, es decir, se suicidan, que también es violencia.

La violencia de género es un tipo de violencia física o psicológica ejercida contra cualquier persona o grupo de personas sobre la base de su orientación o identidad sexual, sexo o género, que impacta de manera negativa en su identidad y bienestar social, físico, psicológico o económico, constituyéndose en una violación flagrante de los derechos humanos.

VIOLENCIA RELIGIOSA
Otros pierden la cabeza, y se creen con el derecho a asesinar a todas las personas que no tienen sus mismas creencias. Se llama violencia religiosa.

Algunos críticos como Christopher Hitchens o Richard Dawkins argumentan que la religión provoca un tremendo daño a la sociedad en tres aspectos:
  • Las religiones utilizan la guerra, la violencia y el terrorismo para promover sus objetivos religiosos
  • Los líderes religiosos contribuyen apoyando indirectamente la violencia irreligiosa al respaldar la idea de uso de la violencia.
  • El fervor religioso es explotado por líderes irreligiosos para apoyar la guerra y el terrorismo.
SÍNDROME
Todas estas acciones irracionales se han exacerbado tanto en el mundo actual que han venido a llamarse el síndrome o la locura del fin de los tiempos. Algunos lo explican por la elevación de la frecuencia de la llamada Resonancia Schuman. 

Esta energía produce paz y bienestar en las almas que están maduras, pero provoca irritación y desarmonía en las personas que no están preparadas, lo que induce a comportamientos extraños e incluso aberrantes.

A nivel popular se dice que esa persona ha perdido la cabeza, la olla o la pinza, pero en el idioma español existen numerosas expresiones populares eufemísticas para referirse a la locura: estar como una chota o una cabra, estar como un cencerro, tener la cabeza como una zambomba, o tener la cabeza como una jaula de grillos.

Se designó como ‘locura’ hasta final del siglo XIX a un determinado comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas, por culpa de un desequilibrio mental, mediante el cual una persona padecía de delirios enfermizos, impropios del funcionamiento normal de la razón, que se identificaban por la realización de actos extraños y destructivos. El término locura viene del latín vulgar ‘delirare’ o “de lira ire”, que significaba en agricultura “desviado del surco recto”.

Se manifiesta frecuentemente como una pérdida de control, en la que los sentimientos se muestran desinhibidamente. La conducta se desplaza fuera de lo racional y las consecuencias de los propios actos no se tienen en cuenta. Los actos pueden ser objetivamente absurdos e inútiles. Puede desaparecer la diferencia entre lo real y lo irreal, al verse perturbada la percepción de la realidad.

RESONANCIA SCHUMANN
La Resonancia Schumann es la manera en que rebotan varias frecuencias entre la superficie de la Tierra y la ionosfera, de acuerdo con su longitud de onda. Consiste en un conjunto de picos en una banda de frecuencia extremadamente baja del espectro electromagnético de la Tierra. Lo descubrió el físico alemán Winfried Schumann (1888-1974), descubridor de la resonancia electrónica de los relámpagos.

Este fenómeno sucede porque el espacio entre la superficie terrestre y la ionosfera (que existe entre los 90 y los 500 km de altura) actúa como una guía de onda o como una jaula de Faraday. Las limitadas dimensiones terrestres provocan que esta guía de onda actúe como cavidad resonante para las ondas electromagnéticas, en la banda de frecuencia extremadamente baja.

La cavidad es excitada de manera natural por los relámpagos, y también, dado que su séptimo sobretono (armónico) se ubica aproximadamente en 60 Hz, también influyen las redes de transmisión eléctrica en los territorios en donde se emplea corriente alterna en esa frecuencia.

En 2008, el autor estadounidense Gregg Braden afirmó que desde 1980 la resonancia Schumann habían aumentado desde 7,8 hertzios a 12,0 hertzios.

La resonancia Schumann ha sido de 7,8 hertzios durante miles de años. Desde 1980 se ha elevado a más de 12 hertzios. Esto significa que un día de 24 horas equivale ahora a 16 horas debido a que el tiempo se está acelerando.

APOCALIPSIS
Las religiones abrahámicas o monoteístas mantienen una concepción lineal del tiempo histórico y la cosmología, en la que el escenario del fin de los tiempos supone una transformación espiritual vinculada a la Redención.

Juicio Final, Juicio Universal o Día del Juicio son expresiones que definen una visión religiosa del fin del mundo o fin de los tiempos (es decir, la escatología): la que concibe a éste como un juicio que decidirá el destino final de cada uno para toda la eternidad.

«Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la Tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas» (Lc 21, 25-26).

En un ensayo que tituló “El fin de la Humanidad”, el investigador cubano Osvaldo de Melo, profesor titular en la Facultad de Física de la Universidad de La Habana, sostiene, no sin ironía, que puede asegurarse con certeza que el mundo se va a acabar, pero “todo parece indicar que falta muchísimo tiempo para ello.”

Yo pienso lo mismo, por lo que creo que en lugar de hablar del fin del mundo hay que hablar del fin del sistema. Es decir, el final de un sistema económico opresivo, y el principio de otro sistema más justo y equitativo del que ya hemos hablado muchas veces.


 (*) Periodista español

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