LONDRES.- Reino Unido necesita una variedad más amplia de trabajadores
extranjeros para afrontar una escasez de arqueólogos, arquitectos,
veterinarios y desarrolladores web, entre otros, dijeron el miércoles
asesores gubernamentales, días después de cifras que mostraron que la
inmigración está en mínimos de un lustro.
El país está revisando
su sistema de inmigración mientras se prepara para abandonar la Unión
Europea. El bloque permite la libre circulación de trabajadores casi sin
restricciones entre sus 28 estados miembros.
Más de tres millones
de extranjeros se han mudado a Reino Unido desde 2009, pese al objetivo
del gobierno de reducir la migración neta a 100.000 por año. El flujo
fue una de las principales razones por las que los votantes respaldaron
el Brexit en el referéndum de 2016.
Sin
embargo, en su primera revisión completa de la escasez de empleos en
cinco años, el Comité Asesor de Migración (MAC) del gobierno dijo que la
escasez de trabajadores en la economía británica había aumentado desde
2013, ya que el desempleo había caído a su nivel más bajo desde 1975.
El
organismo, formado principalmente por economistas, recomendó que
trabajos similares a los realizados por un 9% de la fuerza laboral de
Reino Unido se incluyeran en una lista de escasez de inmigrantes, un
alza frente a menos del 1% en 2013.
La inclusión significaría que
los empresarios ya no tendrían que demostrar que no pudieron contratar a
un trabajador británico, y los trabajadores de esa lista tendrían
prioridad sobre algunos otros inmigrantes si se aplican cuotas.
Las
empresas acogieron con satisfacción la recomendación del organismo, que
ya ha instado al gobierno a que levante un límite a los inmigrantes
altamente calificados, pero ha molestado a algunas empresas al oponerse a
una nueva categoría de visa post-Brexit para trabajadores de la UE poco
calificados.
“Nuestra investigación muestra que tres cuartas
partes de las empresas actualmente no pueden encontrar el talento que
necesitan, y las vacantes se están quedando sin cubrir”, dijo la Cámara
de Comercio Británica.
Los controles fronterizos más estrictos
eran la principal preocupación de los británicos al momento del
referéndum de 2016, pero ahora ha caído al tercer lugar, detrás de la
financiación de la salud pública y la educación, según una encuesta
reciente realizada por Kantar.
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