PRETORIA.- El sindicalista convertido en hombre de negocios Cyril Ramaphosa juró
el sábado como presidente de Sudáfrica, y prometió crear empleos y hacer
frente a una corrupción profundamente arraigada que ha ahogado el
crecimiento económico del país.
Ramaphosa, que se convierte en el cuarto presidente elegido
democráticamente del país desde el final del apartheid, hizo el
juramento presidencial ante unas 32.000 personas en un estadio de rugby
en la capital, Pretoria.
“Hoy nuestra nación entra en una nueva
era de esperanza y renovación”, dijo Ramaphosa, de 66 años, vestido con
un traje oscuro y flanqueado por líderes extranjeros, incluido el
presidente congoleño Félix Tshisekedi y el primer ministro chino, Li
Keqiang.
“Forjemos un pacto para el crecimiento y las
oportunidades económicas, para la tierra productiva y oportunidades más
amplias (...). Un pacto de un estado eficiente, capaz y ético. Un estado
libre de corrupción”, dijo Ramaphosa, exactivista contra el apartheid y
exdirigente sindical.
El Congreso Nacional Africano (ANC, por
sus siglas en inglés) de Ramaphosa logró una mayoría de 57,5% en una
elección general a principios de mayo. La cifra fue menos que el 62% de
2014, ya que los votantes castigaron al partido gobernante por
revelaciones sobre la corrupción del gobierno y por cifras récord en el
desempleo.
Ramaphosa
se convirtió en el líder del ANC a fines de 2017 y en presidente del
estado en febrero de 2018 en reemplazo de Jacob Zuma, un año antes de
que expirara el mandato de este último. Zuma dimitió por orden del ANC
tras nueve años de gobierno plagados de escándalos.
Desde
entonces, Ramaphosa ha tratado de llegar a consenso con las facciones en
el partido que rechazan sus planes de reforma, especialmente en la
deficitaria eléctrica estatal Eskom. Sus promesas de castigar a los
miembros del partido acusados de corrupción también han trastabillado.
Los
desafíos que enfrenta el nuevo presidente quedaron de manifiesto el
viernes con la salida del presidente ejecutivo de Eskom, quien renunció
solo un año después de ser designado para estabilizar a la empresa y
mantener los servicios tras apagones en todo el país.
También el
viernes, S&P Global Ratings mantuvo la calificación crediticia de
Sudáfrica sin cambios un escalón por debajo del grado de inversión.
La
economía del país se encamina a registrar contracción en el primer
trimestre por la debilidad de la minería y la manufactura, lo que llevó
al banco central a reducir su pronóstico de crecimiento para 2019 a 1%,
muy por debajo del mínimo de 3% que se requiere para reducir la deuda,
los déficits presupuestarios y el desempleo.
“Los
desafíos que enfrenta nuestro país son enormes y son reales, pero no
son insuperables. Se pueden resolver y yo estoy aquí para decirles que
se van a resolver”, dijo Ramaphosa en su discurso del sábado.
Muchos
en la multitud en el repleto estadio de Loftus de Pretoria se mostraron
optimistas. “Amo a mi presidente Cyril Ramaphosa. Sé que mientras lo
tengamos aquí, nos dará empleos y cambiará muchas cosas”, declaró
Patience Shabangu, de 45 años, voluntaria en una clínica local.
Los
analistas políticos dicen que una prueba clave de la capacidad de
Ramaphosa para implementar reformas será su anuncio de un nuevo
gabinete, que se espera tenga lugar la próxima semana.
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