Cada vez que
he leído o escuchado la historia de los cátaros, los cristianos
más puros que conozco, me ha indignado siempre la infame
persecución y genocidio que sufrió esta comunidad tan
entrañable en el siglo XIII, centrada en la ciudad francesa de
Carcasona, a través de la llamada Cruzada Albigense.
La
Iglesia de Roma
consideró sus doctrinas ‘heréticas’ y
terminó por invocar el apoyo de la Corona
de Francia, para lograr su exterminio físico
a partir de 1209. Pero
actualmente el
Catarismo es el origen y la base de la cultura europea
en general.
¿Quién no ha sentido alguna vez admiración y respeto por las
ruinas del Castillo de Montsegur, el último refugio de los
cátaros, donde los nazis buscaron el Santo Grial? Su martirio
fue un ejemplo de heroísmo para toda la Humanidad, puesto que los
prisioneros cátaros se dejaron incinerar vivos en hogueras
mansamente, sin ofrecer resistencia, igual que los
primeros mártires cristianos.
La palabra ‘catalanes’ significa “catars alligats”
o “cátaros alejados” porque muchos cátaros se
refugiaron allí de la caza de brujas, pero también fueron
perseguidos en España por ser aliada de Roma. Ya sé que hay
algunos catalanes que vinculan el catarismo con su separatismo
nacionalista pero, a mi juicio, esto es mezclar la religión con
la política, las churras con las merinas. Ya sabemos que todos los
países de Europa están formados por la unión de antiguos reinos,
pero ello no significa que tengamos que volver a hacer trizas el
continente, o a desintegrarlo en cachos.
ASCETISMO
El Catarismo es la doctrina de los cátaros o albigenses, un
movimiento religioso de carácter místico que se propagó por Europa
Occidental a mediados del siglo XI, y logró arraigar hacia el siglo
XII entre los habitantes del Mediodía francés, especialmente
en el Languedoc, donde contaba con la protección de algunos
señores feudales, vasallos de la Corona de Aragón. El catarismo
predicaba la salvación, mediante el ascetismo, y el estricto
rechazo del mundo material, percibido por los cátaros como una
bra demoníaca.
Los cátaros ganaron influencia en Occitania debido a la protección
dispensada por Guillermo, Duque de Aquitania, y
por una proporción significativa de la nobleza occitana. El
pueblo estaba impresionado por los Perfectos y por la predicación
de Pedro de Bruys y Enrique de Lausanne en Périgord.
TEOLOGÍA CÁTARA
La teología cátara se basada en la creencia de que el universo
estaba compuesto por dos mundos en absoluto conflicto, uno
espiritual creado por Dios, y el otro físico y
material forjado por Satán, a semejanza de los gnósticos
que hablaban del Demiurgo. Según la comprensión cátara, el
Reino de Dios no es de este mundo. Dios creó cielos y almas. El
Diablo creó el mundo material, las guerras y la Iglesia de
Roma. ¡Cuántas
veces pensé lo mismo, sin que nadie me lo dijera!
Para los cátaros, los seres humanos somos
una realidad transitoria, una vestidura de la simiente angélica.
Afirmaban que el pecado se produjo en el Cielo, y que se ha
perpetuado en la carne.
Los cátaros creían también en la reencarnación, igual
que los primeros cristianos. Las almas se reencarnarían
hasta que fuesen capaces de un autoconocimiento, que les llevaría a
la visión de la Divinidad, y así poder escapar del mundo material,
y elevarse al paraíso inmaterial. La forma de escapar del ciclo
era vivir una vida ascética, sin ser corrompido por el mundo.
PERFECTOS
Aquellos que seguían estas normas eran conocidos como Perfectos. Los
Perfectos se consideraban herederos de los apóstoles, con facultades
para anular los pecados y los vínculos con el mundo material de las
personas. Su
único sacramento era una especie de comunión llamada
‘Consolamentum’.
Se consideraban seguidores
de San Juan Evangelista y de María Magdalena.
También se oponían al matrimonio con fines de procreación, ya que
consideraban un error traer un alma pura al mundo material y
aprisionarla en un cuerpo,
aunque yo considero que hay
almas que necesitan pasar por una horrible
experiencia terrenal para su aprendizaje
y evolución espiritual.
Rechazaban comer alimentos procedentes de la generación, como los
huevos, la carne y la leche. Sí el pescado, ya que
entonces era considerado un fruto espontáneo del mar que comió el
propio Jesús.
Siguiendo estos preceptos, los cátaros practicaban una vida de
férreo ascetismo, estricta castidad y vegetarianismo.
Interpretaban la Virginidad como la abstención de todo
aquello capaz de ‘terrenalizar’ o contaminar el elemento
espiritual. Permítanme confesarles que estas creencias ascéticas
coinciden casi totalmente con lo que yo he sentido y
practicado toda la vida, y por eso siempre me he
definido como Eremita o Ermitaño,
aunque
a veces “a tiempo parcial”
por mis
obligaciones mundanas.
NUEVO CATARISMO
A pesar de que los manuales de historia afirman que a finales del
siglo XIII, el movimiento, debilitado entró en la clandestinidad y
se extinguió poco a poco, me he llevado una sorpresa mayúscula, y
muy agradable, al descubrir que este movimiento no se ha
extinguido, sino que ha renacido con una fuerza inusitada en
cumplimiento de sus propias profecías, y que la foto de su
profeta llamado Juan de San Grial me transmite un amor que
hasta me hizo llorar de emoción.
Juan de San Grial, nacido en 1946 en la ciudad de
Moscú, fue discípulo de una monja ucraniana llamada
Eufrasina y fundó la nueva escuela “Catarismo
XXI”, con miles de seguidores en todo el mundo. Los más de
quinientos cincuenta libros, tratados místicos y colecciones de
poesías que ha escrito, revelan a los lectores las claves de la
espiritualidad universal de las civilizaciones en todo el mundo.
Además es un músico extraordinario.
Según la enseñanza cátara moderna, el ser humano inicialmente
es de origen celestial y contiene el potencial divino. El sentido
del camino espiritual es el descubrimiento y desarrollo de este
potencial.
La tesis más importante del catarismo es que su
espiritualidad está basada en la concepción de dos pilares
arquetípicos: el del Padre Solar del Universo, y el de la
Diosa-Madre Suprema, la Reina del Cielo y de la Tierra.
Y en el centro de estos pilares está la perla del catarismo: el
llamado ‘Teomatrimonio’. La unión de la Humanidad
con la Divinidad: “Yo me uno por Amor a los
Padres celestiales que habitan en el corazón de mi prójimo.”
CRÍTICAS PERSONALES
Sin embargo, debo añadir en honor a la verdad, y en honor a la
libertad de expresión, que algunos de sus seguidores me han
parecido un poco sectarios, lo que suele ser normal en todas las
creencias del mundo, dado el nivel de infantilismo espiritual de
la mayoría de la Humanidad, y su tendencia a adorar a otros
seres, hasta el extremo de que me pidieron este artículo antes de
publicarlo para someterlo a censura previa, cosa a la que me negué
cortesmente.
Ellos llaman ‘Padre’ a su profeta cuando el Evangelio dice que
“no llaméis Padre a nadie salvo al único que
está en los Cielos”. Cada persona tiene su propio camino
espiritual, y no existen caminos universales para todo el mundo,
por mucho que se empeñen todas las tradiciones en convencernos de
que su método es el único válido y verdadero.
A mi juicio, nunca se debe adorar a una persona, ni a ninguna
imagen, ni a ninguna creencia, ni a ningún ritual, ni a ninguna
parte de la Creación, sino únicamente al Creador, a la Causa
Primera, a la Fuente Original de la Creación Universal, de la
que somos un fragmento holográfico cada una de las personas con
Alma, es decir, Yo Soy Dios y las otras
personas también lo son.
O dicho de otro modo, adorar únicamente al Padre Eterno
que habita en cada uno de nosotros, y a nadie más, para lo cual
sobra cualquier tipo de religión o intermediario. Por eso las
civilizaciones cósmicas más avanzadas no tienen
religión, porque tienen Conocimiento y Sabiduría espiritual.
MANIPULACIÓN
No se es más espiritual porque uno se disfrace con túnicas
de colorines, por muy vistosas que éstas sean, o porque se
realicen rituales místicos espectaculares. Además,
dudo mucho que los cátaros originales llevaran estas túnicas tan
llamativas, cuando lo que intentaban era pasar lo más
desapercibidos posible. Más bien parecen heredadas de la Iglesia
Ortodoxa Rusa, que a su vez las heredó de la tradición religiosa
bizantina.
A mi juicio son entidades arcontes las que manipulan al ser
humano, y le hacen creer en lo que ellos quieren que crean, para
parasitarlos energéticamente. Por eso las religiones oficiales
son comederos energéticos para alimentar a estas entidades de
cuarta densidad con la energía de la devoción, dentro de esta
granja prisión. Y la gente sin despertar como los borreguitos
que van al matadero.
Por último, lo del Padre Solar del Universo me parece muy
bien, pero lo de la Diosa Madre Suprema no me termina de
convencer, porque en mi fuero interno yo siento únicamente a
mi Padre Eterno, que es Padre y Madre a la vez,
y a ninguna otra Deidad añadida.
Y lo digo con conocimiento de
causa, después de pasar muchos años en el politeísmo del
Budismo Tibetano, sin experimentar casi nada, pero respeto mucho
a todas creencias. En fin, no quería criticar a esta buena gente,
pero es que hay temas que me revientan, y que se repiten una y
otra vez en distintas sectas o creencias. Pido perdón si he
herido u ofendido a alguien. Es lo que pienso sin malicia.
(*) Periodista español
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