GINEBRA.- La dependencia de las materias primas
en Sudamérica es total, lo que significa que más del 60 % de sus
exportaciones las constituyen productos agrícolas, minerales y materias
energéticas, según datos divulgados hoy por la Agencia de Naciones
Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD).
Si
se toma a América Latina en su conjunto, la dependencia afecta a la
mitad de países, según el análisis bienal y que cubre a 189 países con
datos comparativos de los últimos veinte años.
La menor dependencia se da en el caso de los países de
Centroamérica y de México y se debe a su integración industrial con los
miembros del tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y
México (anteriormente TLCAN y ahora conocido como T-MEC tras su
renegociación), explicó el economista de la UNCTAD, Rodrigo
Cárcamo.
A pesar de la fuerte dependencia que se pone
en evidencia, algunos países de la región consiguieron aumentar sus
exportaciones de productos manufacturados, siendo el caso de Brasil el
más destacable.
Sus exportaciones distintas a materias
primas -particularmente del sector del automóvil- aumentaron un 160 % y
contribuyeron en un 30 % al crecimiento de las exportaciones en el
periodo 2013-2017, con respecto al periodo inicial analizado de
1998-2002.
En el caso de Colombia, la dependencia pasó
del 66,5 % al 806 %, principalmente por el incremento en el valor de
las exportaciones de petróleo y carbón.
Cárcamo, uno
de los analistas responsables del informe, aseguró que los países
sudamericanos pueden diversificar sus exportaciones si toman medidas
para mejorar su competitividad, preparar mejor sus recursos humanos, y
mejorar la educación y las infraestructuras, que son los factores que se
requieren para generar valor agregado.
El informe
establece que la dependencia de las materias primas en las exportaciones
es un problema prácticamente exclusivo de países de ingresos bajos y
medios, en particular de los países de África subsahariana, donde es el
caso de nueve de cada diez países.
El fenómeno no sólo
es persistente, sino que va en aumento, puesto que si hace veinte años
las economías de 92 países dependían de las materias primas ahora son un
centenar, de acuerdo a los últimos datos disponibles.
Algunos
países consiguen girar de un tipo de materia prima a otra para
beneficiarse de las variaciones de los precios de las mismas, como los
casos de Bolivia y Mozambique que de depender de las exportaciones de
productos agrícolas pasaron a exportar más minerales y productos
energéticos en el periodo de 2018-2012, cuando sus precios se
dispararon.
La volatilidad de los precios de las
materias primas y las caídas que en ocasiones pueden experimentar han
contribuido en los últimos años a la desaceleración de las economías de
64 países, de las cuales varias sufrieron recesiones.
Otra
consecuencia es el aumento de su deuda externa en vista que la mayoría
de esos países carece de mercados internos de capital.
En
el periodo analizado, entre 1998 y 2017, los minerales han
experimentado la mayor variación de precios, con un pico entre 2008 y
2012 al que siguió una bajada, mientras que la curva de los productos
agrícolas experimentó cambios menores con precios notablemente más
bajos.
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