MILÁN.- Los partidos nacionalistas y antiinmigrantes europeos, encabezados
por el político italiano Matteo Salvini, la francesa Marine Le Pen y el
islamófobo holandés Geer Wilders se reunieron este sábado en Milán para
reforzar sus lazos con las elecciones al Europarlamento en el punto de
mira, en una gran concentración arruinada por el escándalo de su socio
austriaco.
Considerada por los adeptos a una derecha dura
como el modelo a seguir en la Unión Europea (UE), la coalición de
derecha y extrema derecha en el poder en Austria explotó el sábado tras
la difusión de un video que supuestamente desvelaría casos de corrupción
por parte del número dos del gobierno y líder del Partido de la
Libertad (FPO), Heinz-Christian Strache.
El eurodiputado
Harald Vilimsky, cabeza de lista del FPÖ para las elecciones europeas,
anuló su viaje a Milán y fue reemplazado por su homólogo Georg Mayer,
quien no habló del tema y llamó a "frenar la inmigración de África y
Oriente Medio".
A una semana de esos comicios, este
escándalo cae en mal momento para Salvini y Le Pen, su principal aliada,
que intentan construir una alianza ultraderechista con unas 12
formaciones, de manera de convertirse en la principal fuerza política en
el Parlamento Europeo.
"No se trata de la ultraderecha,
sino de tener sentido común. Son los extremistas los que han gobernado
estos últimos 20 años a Europa", clamó Salvini desde el palco instalado
en la céntrica plaza del Duomo, la catedral milanesa.
De su
lado, Marine Le Pen afirmó "no queremos esta Unión Europea que alimenta
una globalización salvaje, sin reglas, que hace trabajar a esclavos
para vender mercancía a desempleados".
A la gran
manifestación de la ultraderecha han asistido delegaciones de Alemania,
Austria, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Eslovaquia, Estonia, Finlandia,
Francia, Holanda y República Checa.
Banderas azules, pancartas con el lema "Italia primero" y cientos de fotos de Salvini con "Gracias Matteo" resaltaban.
"No a los burócratas, a las barcazas de migrantes y a los bienpensantes" rezaba otra.
"Quiero otra Europa", comentó el siciliano Cino Maddaloni, entre los simpatizantes que asistieron pese a la lluvia.
La
internacional ultraconservadora está sin embargo muy dividida, pues
entre las formaciones reinan las divergencias en cuestiones como los
presupuestos o la distribución de los migrantes que se encuentran en la
UE.
El gran objetivo es lograr que el grupo Europa de las
Naciones y las Libertades (ENL) se convierta en la tercera fuerza del
Parlamento Europeo, contando para ello con La Liga, la AN, el FPÖ y el
flamenco Vlaams Belang, y así superar a los liberales y condicionar la
política de la UE.
Salvini, vice primer ministro y ministro
del Interior de Italia, ha multiplicado sus mítines electorales en las
últimas semanas y no cesa de pedir a sus electores que se movilicen.
"El 26 de mayo se escoge entre el pasado y el futuro, entre la gente y los banqueros", clamó.
Miles
de simpatizantes viajaron a la capital financiera de Italia, entre
ellos 50 buses desde Turín, para escuchar a los líderes ultraderechistas
Salvini, Le Pen y Wilders, líder del Partido por la Libertad (PVV)
holandés.
"Basta islam, basta islam", gritó en reiteradas ocasiones el líder holandés, célebre por sus posiciones islamofóbicas.
El
diario italiano La Repubblica estima que Salvini podría obtener un buen
resultado en las elecciones, pero reconoce que tiene muchas dudas sobre
su liderazgo a nivel del Parlamento Europeo, ya que considera
"irrealizable" una alianza internacional de las varias formaciones
soberanistas.
"Los primeros que le han cerrado la puerta a
Salvini fueron precisamente aquellos que la Liga considera sus
interlocutores: la derecha austriaca, bávara y finlandesa", recuerda el
periódico.
Las diferencias, en efecto, son muchas. Pesa
mucho la relación con Rusia, ya que tanto Le Pen como Salvini son
considerados cercanos a Moscú, mientras que los partidos nacionalistas
de los ex países comunistas son alérgicos a esa idea.
Para
Sven Giegold, que encabeza las listas de Los Verdes en Alemania, una
alianza entre Matteo Salvini y George Meuthen, líder de Alternativa para
Alemania (AfD), quien confirmó su presencia en Milán, es "totalmente
imposible".
"Salvini quiere la redistribución de los
refugiados en Europa, Meuthen no quiere recibir ni uno y tampoco quiere
dar dinero para la Europa del sur", explicó Giegold a la agencia de
prensa AGI.
Salvini
evitó hablar de las divergencias y del escándalo austriaco y prefirió
citar a sus puntos de referencia, entre ellos el papa Benedicto VI y a
la periodista Oriana Fallaci, crítica en sus últimos años del islam.
Según
los sondeos más recientes, la Liga obtendría 26 diputados para el
Parlamento Europeo, 20 más de los que cuenta actualmente, AN ascendería a
20 (+5) y la AfD a 11 (+10).
Otros partidos, algunos
pequeños y con pocas posibilidades de obtener escaños, como el Volya
búlgaro o el eslovaco Sme Rodina, lograrían un escaño.
A
pocos kilómetros, en el parque Sempione, manifestantes antifascistas
comenzaron a llenar al espacio para protestar contra la estrategia
derechista.
"Recibir a los migrantes, expulsar a Salvini", rezaba un cartel.
Brillaron
por su ausencia el primer ministro húngaro, el ultraconservador Viktor
Orban, quien garantizó a Salvini su "cooperación" tras las elecciones,
aunque se niega a toda alianza con Le Pen.
Tampoco estará representado el gobernante Partido Ley y Justicia de Polonia, otra deserción importante.
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