PEKÍN.- China respondió hoy con tibieza a la subida de aranceles
anunciada por Donald Trump y, en lugar de contraatacar como en otras
ocasiones, se limitó a confirmar que una delegación viajará próximamente
a Estados Unidos para continuar con las negociaciones, aunque no quiso
especificar cuándo.
Ni el Ministerio de Comercio
anunció nuevos aranceles ni hubo respuesta contundente por parte del
Gobierno de Xi Jinping: la reacción de China al arrebato de Trump fue
pausada y escueta.
Preguntado por los periodistas en la rueda de prensa
diaria, el portavoz de Exteriores, Geng Shuang, afirmó que la delegación
china "está preparando el viaje", aunque no precisó si este se llevará a
cabo el próximo miércoles, como estaba previsto.
Tampoco
afirmó que China vaya a contraatacar, como ha sucedido en ocasiones
previas, cuando a cada imposición de aranceles estadounidenses le
siguieron medidas similares por parte de Pekín bajo la premisa
gubernamental de "responder con la misma fuerza y contundencia".
"Esta
situación de subida de aranceles por parte de Estados Unidos ha
sucedido muchas veces antes", pero la posición de China "siempre ha sido
clara", aunque "la de Estados Unidos no lo ha sido tanto", apuntó hoy
Geng.
El portavoz se negó a responder a numerosas de
las preguntas al respecto y se limitó a afirmar que espera que ambos
países sigan trabajando juntos para un acuerdo "de beneficio mutuo" y
"que vaya también en el interés de Estados Unidos y de la comunidad
internacional".
Horas antes de las declaraciones de
Geng, el diario independiente South China Morning Post y algunos otros
medios económicos habían afirmado, citando fuentes oficiales, que China
estaba estudiando retrasar o cancelar las negociaciones comerciales en
las que iba a participar una delegación del país esta semana en
Washington.
Todo ello después de que el presidente
estadounidense anunciara el domingo, a través de un incendiario mensaje
en la red social Twitter, que su país aumentará el próximo viernes del
10 % al 25 % los aranceles sobre China en bienes de importación al
considerar que las negociaciones entre ambas potencias van demasiado
lentas.
Trump advirtió a finales del año pasado de
que, si no alcanzaba un acuerdo con China antes del 1 de marzo, subiría
la tasa, pero finalmente optó por prorrogar este plazo para dar margen a
las negociaciones.
Tras complicados meses de ataques
mutuos, el pasado 1 de diciembre, en el marco de la cumbre del G-20 en
Buenos Aires, Trump y el presidente chino, Xi Jinping, acordaron una
tregua para tratar de solucionar la guerra arancelaria que comenzó hace
ya un año.
La semana pasada se celebró en Pekín la
última de las rondas de negociación, encabezada por el secretario del
Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, quien declaró que la cita había
sido "muy productiva".
Todo parecía indicar que, tras
el viaje a Washington de esta semana de la delegación china encabezada
por el viceprimer ministro chino, Liu He, iba a poder firmarse un
acuerdo definitivo.
Sin embargo, el anuncio de Trump
ha enturbiado las negociaciones y ha provocado también una debacle en
los mercados de valores chinos, que se desplomaron este lunes.
Los
índices bursátiles cayeron bruscamente en la China continental
(Shanghái perdió el 5,58 % y Shenzhen el 7,56 %) y en Hong Kong (-2,9 %)
, y el yuan, la moneda china, sufría a media tarde una caída de más del
0,40 % frente al dólar.
Desde finales de febrero, el
yuan se había mantenido casi sin cambios frente al dólar, debido a la
especulación de que las dos economías más grandes del mundo se estaban
acercando a un acuerdo comercial.
La moneda se ha
convertido también en parte de las negociaciones después de que EEUU
expresara su preocupación de que Pekín pudiese estar depreciando
deliberadamente el yuan.
En los últimos meses, como
parte de las negociaciones, Pekín ha adoptado medidas de buena voluntad,
como la bajada de aranceles a los vehículos importados de EEUU, la
reanudación de la compra de soja o la presentación de un proyecto de ley
para prohibir la transferencia forzada de tecnología.
Además
se ha dado prisa por aprobar una nueva ley de inversión extranjera, que
debe aún concretarse, pero que va en la dirección de satisfacer las
exigencias occidentales.
La agenda para la que será la
undécima ronda de negociaciones apuntaba que las reuniones arrancarían
el 8 de mayo, misma jornada en la que se celebrará en Canadá la vista de
extradición a EEUU de la directora financiera de la compañía china
Huawei, Meng Wanzhou.
Meng, que se encuentra en
libertad bajo fianza, fue arrestada el 1 de diciembre de 2018 a petición
de Estados Unidos cuando hacía escala en Vancouver y está acusada de
fraude para violar las sanciones comerciales impuestas por Washington
contra Irán.
Trump sugirió el pasado diciembre que usaría el caso de Meng como una herramienta en las negociaciones comerciales con China.
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