PARÍS.- La 26ª jornada de movilización semanal de los "chalecos amarillos"
contra la política económica y social del presidente Emmanuel Macron
registró este sábado algunos disturbios, aunque el movimiento, iniciado
en noviembre, parece perder capacidad de convocatoria.
Según el
ministerio del Interior, salieron a las calles unos 18.600 manifestantes
en todo el país, incluyendo 1.200 en París, muy lejos de las cifras
alcanzadas al iniciarse el movimiento el 17 de noviembre, cuando se
movilizaron 282.000 personas en toda Francia.
En París se les fue
vetado nuevamente el acceso a los Campos Elíseos, por temor a los
saqueos y los daños causados en anteriores jornadas de movilización.
En
Lyon (centro) y Nantes (noroeste) se produjeron enfrentamientos
esporádicos y lanzamientos de objetos a las fuerzas de seguridad, que
replicaron con gases lacrimógenos, según constaron periodistas.
Algunos de los manifestantes admitieron el declive del
movimiento. "Tanto en número como en motivación, esto nada tiene que ver
con las manifestaciones del principio (...). Hay cansancio, y mucha
gente tiene miedo a la violencia policial", admite Mo, de 32 años,
militante de La France Insoumise (LFI, izquierda radical).
La
movilización iniciada hace seis meses constituyó la peor crisis a la que
se enfrentó Macron desde su llegada al poder, en mayo de 2017, y
coincidió con una fuerte pérdida de popularidad del jefe de Estado
francés.
Su índice de popularidad se ha recuperado un poco, a un 32%, según un sondeo reciente del viernes.
Ello
se produce a poco más de dos semanas de las elecciones europeas del 26
de mayo, en las que la lista presidencial (La República en Marcha, LREM)
encabeza los sondeos, prácticamente empatada en el primer puesto con la
extrema derecha, la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen.
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